Covid 19 y los Tratamientos Tempranos

 



Introducción

(Eficacia de principios activos en el tratamiento de Covid-19)

La actual pandemia de Covid-19 nos ha afectado negativamente a todos, a muchos en su salud y a casi todos en nuestra forma de vida, en los aspectos sociales, económicos, psicológicos, etc....En este artículo no pretendo, en absoluto, mirar hacia atrás, no pretendo criticar nada de lo que se ha hecho o se ha dejado de hacer, en este artículo sólo pretendo hablar de posibles ayudas para combatir los efectos negativos de la enfermedad, complementarias a las que ya se están tomando en los diferentes países por las instituciones sanitarias, para tratar de evitar los efectos adversos de la enfermedad Covid-19.

Por tanto, el objetivo que me ha impulsado a escribir lo que van a leer a continuación está alineado con el mensaje introductorio que aparece en esta magnífica web sobre los llamados "Tratamientos Tempranos" del Covid-19 y que dice lo siguiente:

"Treatments do not replace vaccines and other measures. All practical, effective, and safe means should be used. Elimination of COVID-19 is a race against viral evolution. No treatment, vaccine, or intervention is 100% available and effective for all current and future variants. Denying the efficacy of any method increases the risk of COVID-19 becoming endemic; and increases mortality, morbidity, and collateral damage."

Dicho en castellano para quien no conozca el idioma: "Los tratamientos (tempranos) no sustituyen a las vacunas ni a otras medidas. Deben utilizarse todos los medios prácticos, eficaces y seguros. La eliminación de COVID-19 es una carrera contra la evolución viral. Ningún tratamiento, vacuna o intervención está 100% disponible y es efectivo para todas las variantes actuales y futuras. Negar la eficacia de cualquier método aumenta el riesgo de que COVID-19 se vuelva endémico; y aumenta la mortalidad, la morbilidad y los daños colaterales."

Debo empezar aclarando que no soy médico,  sino ingeniero, y al igual que lo que indica ese mensaje introductorio de esa web, este artículo no pretende sustituir a las vacunas, ni a ningún otro tratamiento propuesto o recomendado por las autoridades sanitarias o por los facultativos sanitarios, lo único que pretendo en las siguientes líneas es informar de la existencia de estudios científicos, en algunos casos bastante numerosos, que indican que hay tratamientos TEMPRANOS que pueden ayudar a la mitigación de los efectos adversos de la enfermedad Covid-19 y pueden ayudar a prevenir un agravamiento de la misma.

Es un mensaje fundamental lo que indica esa web respecto a la conveniencia de usar los llamados "Tratamientos Tempranos"; en muchas enfermedades ocurre este fenómeno, pero en el caso del Covid-19 todo apunta a que el efecto es especialmente acusado y es que esta enfermedad, mientras está contenida en una afección viral de las vías respiratorias y otros síntomas menores, no genera mayores daños, y es lo que ocurre a la gran mayoría de las personas infectadas; pero si el paciente empieza a tener una falta seria de oxígeno (baja saturación) en la sangre y acaba hospitalizado, los pronósticos de la enfermedad empeoran muchísimo, de hecho en el inicio de la pandemia se estimó que del orden del 20% de las personas hospitalizadas fallecen, y ese porcentaje, desgraciadamente, no ha bajado mucho (19,5% indica este informe de 2021, al final del párrafo 5 de la página 26). Por tanto, parece lógico que si fallan las medidas profilácticas/preventivas y las personas acaban infectadas de Covid-19, se debe intentar algún tipo de tratamiento temprano al mismo inicio de la detección de los síntomas de la enfermedad, para evitar la hospitalización, que, desgraciadamente, conlleva una letalidad alta, especialmente para las personas mayores de 70 años y/o con varias complicaciones de salud.
Por tanto, desde mi punto de vista parece lógico pensar que es muy interesante intentar usar tratamientos que frenen el avance de la enfermedad en las fases tempranas de la misma, antes de que ésta avance a fases donde el tratamiento se hace muy difícil y la enfermedad puede dejar secuelas o llevar al fallecimiento del paciente.

Es posible que una gran mayoría de las personas que hayan empezado a leer este artículo piensen que al estar vacunadas contra el SARS-Cov-2 todo esto no va con ellos, y es, por supuesto, una conclusión  legítima, no obstante, las autoridades sanitarias ya han alertado de que, por la experiencia en Israel, las vacunas actualmente administradas van perdiendo eficacia con el tiempo, y además apuntan a que es posible que haya variantes del virus (como la Delta) que hagan que éstas pierdan aún más efectividad, de ahí que se haya abierto el debate sobre la llamada "3ª dosis" o "dosis de refuerzo" que ya están administrando algunos países, notablemente Israel, que empezó a administrarla el 30-7-21 y que a partir de mediados de agosto ya la administra a todas las personas mayores de 12 años de ese país. Esta es la política de vacunaciones y del que llaman "pasaporte verde" en Israel (el llamado "pasaporte Covid"); lo cual evidentemente no tendría mucho sentido si en ese país las autoridades sanitarias no hubiesen detectado que hay un descenso significativo en la eficacia de las vacunas con el tiempo y que los casos entre los vacunados no son sólo leves/moderados y en cantidad no despreciable. 

Por la evolución de las vacunaciones en Israel y España, es posible que nos encontremos en la misma situación que Israel en 3 ó 4 meses, ya que ese es el retardo entre el "despegue" de la vacunación masiva en Israel y en España, y por lo tanto en Octubre o Noviembre puede que tengamos nosotros parecida dinámica que la que ha tenido Israel en Julio y Agosto. 


Uso los datos de Israel porque es el primer país en alcanzar unos niveles de cobertura de vacunación de  la población significativos a principios de este año, con bastante adelanto respecto al resto de los países, por lo que nos puede dar una idea de lo que ocurrirá en otros países que usan las mismas vacunas (Israel sólo ha usado la vacuna Pfizer, que es la mayoritaria también en España). 

Pensaréis: ¿a qué viene hablar de la dinámica de Israel en este tema?; seguidamente lo aclararé.

Si vemos las tendencias en nuevas hospitalizaciones recientes en Israel (sacadas de esta web, aunque hay muchas otras) en la presente ola del verano, se observa que aunque el máximo de hospitalizaciones es menor que en otras olas del pasado, el "pico" sigue siendo muy significativo, en una población donde más del 80% de los mayores de 12 años tiene las 2 dosis de la vacuna desde tiempo antes que España, y desde finales de Julio han empezado a administrar la 3ª dosis, tratándose, además de una ola "de verano":


A mediados de agosto del orden del 60% de los hospitalizados tenían las 2 dosis de la vacuna, y en este estudio con, datos hasta principios de agosto, del Ministerio de Salud de Israel se compara la efectividad de la vacuna Pfizer dependiendo de cuando fue administrada la 2ª dosis, y como puede verse en el gráfico de más abajo, para aquellos mayores de 65 años vacunados en Enero, la vacuna tienen una eficiencia en la prevención de casos severos (hospitalizaciones "serias") del 54,8%, y como puede verse ha ido bajando con el tiempo:


Por otro lado se ve que la eficacia global de la vacuna ante casos severos (hospitalizaciones), en ese rango de edad, que es donde se dan la mayoría de los casos más graves y los fallecimientos, es del 57,9%, muy lejos del 95% que se preveía inicialmente, de ahí que el gobierno de Israel haya decidido, con urgencia, iniciar la inoculación de la 3ª dosis a finales de Julio pasado a toda la población mayor de 12 años.
Son datos y estudios oficiales del propio gobierno de Israel y es posible que este estudio de agosto es el que hizo que nuestro gobierno, y los de otros países, empezara a hablar seriamente de inocular la 3ª dosis a la población.

Es casi seguro que sin vacunas la situación hubiera sido bastante peor, pero eso no significa que, como puede verse en el gráfico anterior, no haya un gran número de personas hospitalizadas ya vacunadas, que han contribuido a llevar a los hospitales de ese país a una situación precaria y que el gobierno, por esa causa, se decidiera a aplicar la 3ª dosis antes del otoño/inverno.

Por otro lado preparar vacunas "a medida" para las nuevas variantes o incluso administrar dosis sucesivas para toda la población al objeto de elevar los niveles de anticuerpos, requiere muchos meses, por lo que siempre hay que contar con un retardo de bastantes meses en la recuperación de la inmunidad media de la población por esta vía y que probablemente nunca sea completa; todo eso contando con que el virus no haya mutado en el intervalo entre que se desarrolla la vacuna de refuerzo y se haya completado la vacunación de un porcentaje alto de la población, concebida con antígenos de otra variante, y, por lo tanto, tenga menos efectividad de la esperada al inicio de su desarrollo.

Estamos, pues, en una verdadera "carrera armamentística" con el virus y puede que no podamos ganarla al 100%, incluso con la moderna tecnología bio-médica, y pienso que hay que estar preparados para esta eventualidad.

Puede que lo que ha ocurrido en Israel no ocurra en España este otoño-invierno, bien porque la inmunidad natural adquirida aquí sea mayor, o bien porque las futuras variantes sean menos agresivas, pero no podemos estar 100% seguros, y dado que la fisiología humana es la misma en todas las regiones, pienso que no es para nada descartable que veamos una situación similar a la que ha vivido Israel, este otoño.

Todo lo anterior es para el  caso de los vacunados, que en el caso de España son la mayoría de la población; en el caso de los no vacunados y que no han pasado la enfermedad, evidentemente no existe protección alguna, aparte de la natural que provee el propio sistema inmunitario.

Por razones que no voy a exponer aquí, mi opinión personal es que lo más probable será que el virus se quede ya siempre con nosotros, haciéndose endógeno, no va a "desaparecer de la faz de la Tierra" como al principio se pensaba que podíamos conseguir en poco tiempo, y, por tanto, debemos adaptarnos a su presencia, mitigando al máximo sus efectos con las herramientas a nuestro alcance en cada momento, que pueden cambiar con el tiempo, por supuesto, para adaptarnos lo mejor posible hasta que se convierta en un virus endémico benigno, como ha ocurrido con otros coronavirus (como por ejemplo el virus OC43, que produce resfriado).

En mi opinión todos vamos a contraer una infección del SARS-Cov-2 tarde o temprano, esperemos que la inmensa mayoría de forma asintomática o leve.

En realidad los "Tratamientos Tempranos" contra el Covid-19 no deberían empezar con la administración de ningún tipo de suplemento alimentario concentrado o similar, sino con una profilaxis basada en  llevar una vida sana, atendiendo a lo que sabemos que son factores agravantes de esta enfermedad y sobre los que podemos actuar, y que, por las estadísticas y estudios que existen, todo apuntan a que podrían mejorar muy significativamente el pronóstico de la enfermedad tomando ciertas precauciones; además, como era de esperar, lo que es bueno en la prevención del Covid-19 (o para  evitar el agravamiento de la enfermedad) es bueno para muchas otras enfermedades y en general para la salud global de las personas.

En ningún momento, ni de lejos, pienso que nada de lo que voy a proponer sea una "solución" a todo este desastre de pandemia; sólo indico posibles acciones personales y principios activos que puedan ayudar a mitigar los daños y ayudar a mejorar la evolución de la enfermedad, NO son ningún tipo de solución "mágica", sino meras ayudas en todo este proceso.

Me limitaré a exponer los estudios científicos que he encontrado y que indican beneficios a la hora de tratar, siempre profilácticamente o tempranamente, la Covid-19. Estos estudios, por supuesto, siempre hay que tomarlos con cierto escepticismo, en particular cuando son relativamente pocos estudios o ensayos clínicos de un principio activo, sin embargo, a pesar de todo, creo que uno puede plantearse tomar, de forma controlada, algunos de los principios activos que se mencionan en esos estudios contando con el asesoramiento de un médico y siempre que cumplan con los siguientes requisitos:

a) No requieran receta médica (salvo en un caso de los que mencionaré) y por tanto se considera que no tiene efectos secundarios significativos tomados con moderación y en las dosis recomendadas. 

b) Hay una explicación, un "mecanismo causal" claro de su modo de acción preventiva, y por tanto se puede explicar los efectos beneficiosos de ese principio activo relacionado con el modo de evolución de la enfermedad; es decir sus efectos incluyen rutas conocidas que pueden interferir con las que se producen en el agravamiento de la enfermedad.

b) Hay varios estudios, publicados por científicos y revisados por pares, que indican un resultado positivo de su uso, en particular como tratamiento temprano para evitar el agravamiento de la enfermedad.

Mi recomendación es ir siempre a la fuente natural de esos compuestos, es decir, por ejemplo en el caso de la vitamina D (cuyos efectos positivos contra la Covid-19 luego detallaré) mi recomendación es exponerse al Sol a diario en vez de tomar suplementos de esa vitamina; y en el caso de otros compuestos que menciono, buscar las fuentes alimentarias de esos mismos principios activos y consumirlos de esa forma, y sólo considerar tomar un suplemento digamos "artificial" o "concentrado" del principio activo en caso de que no se pueda conseguir en su forma natural en el modo o cantidad  adecuadas y exista una cierta deficiencia, o cuando se tenga la infección de Covid-19 y, moderadamente, se quiera un refuerzo adicional, teniendo en cuenta que los excesos también pueden llegar a ser negativos.

Me opongo al uso crónico o de muchos meses, de ningún principio activo concentrado o artificial, por muy teóricamente de origen natural que sea, salvo que haya una deficiencia detectada, como veremos puede ser el caso de la vitamina D, por ejemplo en las personas que viven en residencias de mayores. Se deberían, siempre, salvo excepciones, buscar esos mismos principios activos en una alimentación rica en ellos y en pautas de vida saludables.

Por mi parte no voy a recomendar dosis alguna de ningún compuesto, incluiré artículos donde se exponen posibles niveles adecuados de esos compuestos y/o dosis y alguna recomendación de alguna asociación de médicos donde se indica un posible tratamiento temprano que indican dosis.
En cualquier caso antes de tomar alguno de los principios activos en forma "artificial" (concentrada)  que se mencionan en este artículo, siempre conviene consultar con un médico, leer la información del producto sobre sus indicaciones, posibles contra-indicaciones y modo de administración, estar atento a todos los componentes por si hay alguno al que se pueda ser alérgico o intolerante, y en caso de notar efectos adversos de cualquier tipo, dejar de tomarlo inmediatamente. Obviamente queda, por supuesto, bajo la absoluta responsabilidad de quien toma estos productos los efectos secundarios que pueda tener.

Mi recomendación es que los lectores lean los estudios y documentos que adjunto y saquen sus conclusiones por sí mismos y no aceptar lo que yo pueda decir como "resumen" de esos estudios; os pido, queridos lectores, que hagáis, por tanto, una lectura en modo escéptico y sacar, cada uno, sus propias conclusiones y decisiones.

Respecto, por ejemplo, a las eficacias que figuran en esos estudios sobre los tratamientos tempranos, hay que tomarlas con un "grano de sal" porque en bastantes casos son pocos los estudios clínicos realizados y con cierta frecuencia con un número de pacientes algo bajo, por lo que es posible que eso afecte de modo significativo a la verdadera eficacia global de la administración del compuesto; no obstante, desde mi punto de vista, si una determinada sustancia tiene un 30% de eficacia real, en lugar del 70% que indicarían los estudios realizados, para mi ese valor del 30% NO es para nada despreciable, ya que esto supondría, por ejemplo, que se consigue que 3 de cada 10 personas que podrían ir al hospital no lo hagan, considero que es algo extremadamente positivo y que no debería dejarse de lado en absoluto estas teóricamente bajas eficiencias; eso sí, siempre que el perfil de seguridad de los principios activos sea muy muy bueno; hay que tener en cuenta que las eficiencias de las vacunas de la gripe (según la CDC de USA), las cuales se recomiendan que se pongan a la población, no son mucho mayores  a ese valor que indico como ejemplo y se trata, la gripe, de una enfermedad mucho menos grave que el Covid-19, donde, en este último caso, los beneficios de evitar el agravamiento de la enfermedad son siempre mucho mayores que en el caso de la gripe. 
Estas son las eficiencias estimadas de las vacunas de la gripe en USA en los últimos años:


Hay que tener en cuenta que el único medicamento, que yo sepa/conozca, que se recomienda actualmente en toda España en las fases tempranas de la enfermedad, es el Paracetamol (Acetaminofeno), y no he encontrado ningún estudio clínico que indique que ese medicamento tiene un impacto favorable en la enfermedad, ni siquiera las autoridades sanitarias lo mencionan o recomiendan como "tratamiento temprano" del Covid-19, sino como mera medida paliativa de los síntomas (es un analgésico y antipirético), por lo que, en mi humilde opinión, cualquier tratamiento suficientemente inocuo (en las dosis recomendables) que ayude a una evolución positiva de la enfermedad debería seriamente  considerarse su uso, tanto a título institucional como a título personal.

El tono que quiero dar a este artículo es positivo en todo momento, no me interesa criticar lo que se ha hecho o lo que no se ha hecho; parto de la base de que las autoridades sanitarias y sobre todo los sanitarios, han hecho y hacen todo lo posible para evitar los efectos adversos de la pandemia con toda su buena intención y su buen hacer, soy hijo de médico y en mi familia y entre mis seres queridos se encuentran sanitarios (médicos y enfermeras) cuya labor no puedo menos que alabar en este nefasto período. 

Para muchos puede sonar terriblemente engreído que una persona sin formación académica/profesional en los temas de Salud, como yo, se "atreva" a sugerir abordajes que difieran, aunque sea mínimamente, de los oficialmente  aprobados en la actualidad, pero es que dado los excepcionales tiempos que nos ha tocado vivir una parte nada despreciable de mi tiempo lo he dedicado a investigar en estos temas, y me reconozco una gran capacidad lectora y de compresión de los estudios científicos, después de muchos años de lecturas en diferentes disciplinas científicas; pero sobre todo lo que me impulsa a escribir este artículo es porque el efecto devastador de esta pandemia ha llegado a personas que conozco  y quiero, y considero que es mi deber poner encima de la mesa lo que he leído y entendido en estos temas, aún a costa de ser acusado de "lunático" o similar, si es que remotamente puedo ayudar aunque sea a un pequeño grupo de personas, a tener una enfermedad menos severa.

En cualquier caso, como ya he dicho anteriormente, los que leáis este artículo hacéis bien en no fiaros de lo que yo diga e ir tanto a las fuentes que menciono y a las que puedan decir lo contrario de lo que yo, o mis fuentes, dicen.

Bien, dicho esto, antes de seguir con esos posibles "Tratamientos Tempranos" creo que merece la pena describir cómo evoluciona la enfermedad Covid-19 y los factores que están implicados en su agravamiento, los cuales aportarán pistas sobre los fundamentos biológicos por los que algunos de esos tratamientos tempranos que mencionaré pueden ayudar a mejorar la evolución de la enfermedad.



La evolución de la enfermedad Covid-19 y los factores agravantes. La Obesidad.




Desde el principio de la pandemia los médicos han estudiado con detalle cómo se desarrolla esta enfermedad, y han encontrado que, desde la fase inicial sintomática hasta la fase grave/crítica, la enfermedad pasa por 3 fases (ver esquema de más arriba), tal como se describe en el siguiente artículo:

a) Fase I: fase de la infección viral inicial, en esta fase los síntomas que predominan son los del tracto respiratorio superior, con diarreas en algunos casos, y en general los síntomas, salvo la pérdida de olfato y/o gusto, se asemejan a los de otras afecciones respiratorias leves/moderadas, como puede ser la gripe. Es la fase "leve" de la enfermedad, y aparte de la infección asintomática, que en términos estrictos no sería considerada siquiera una "enfermedad" en sí, es la que se presenta en mayor proporción, sobre todo en la parte de la población con menor riesgo base (niños, jóvenes, personas de menos de 70 años sin problemas de salud, etc..).

b) Fase II: es la fase pulmonar, ocurre en el que caso de que la enfermedad siga avanzado y no se contenga en la fase I; en determinados pacientes aparecen síntomas claros de neumonía con afectación de ambos pulmones (bilateral), con dolor de pecho, tos casi ininterrumpida y con episodios de dificultad para respirar cuando se hace más severa. Es en estados avanzados de esta fase, cuando peligra la capacidad de respirar de los pacientes (por bajo nivel de saturación de oxígeno en sangre), y es cuando se les ingresa en un hospital. En sus inicios esta fase de la enfermedad se considera que se trata aún de una enfermedad "moderada", pero si ya implica dificultades para respirar, a partir de ese momento se considera que la enfermedad es "severa" pues requiere tratamiento hospitalario.

c) Fase III: a esta fase se le conoce como "hiper-inflamatoria" porque lo que se aprecia es una inflamación bastante generalizada de los tejidos, y el daño más grave al paciente se debe a la formación  de trombos en muchas zonas del aparato vascular y que afectan, o pueden afectar, a órganos vitales. La enfermedad deja de ser una enfermedad local de los pulmones y pasa a ser "sistémica". Es esta la fase "grave" o "crítica" de la enfermedad, y en muchos casos los pacientes que pasan por esta fase acaban en las UCI's y algunos desgraciadamente fallecen. Según los médicos que han estudiado la evolución de la enfermedad, en esta fase ya la carga viral es baja o inexistente, y el daño es producido por una respuesta inmunitaria excesiva y anómala del propio organismo, cuya presentación inicial se conoce como "tormenta de citoquinas" que son compuestos del sistema inmunitario que tienen carácter pro-inflamatorio y que se liberan en una cantidades excesivas en determinados individuos (con mayor proporción en personas obesas, diabéticas o con hipertensión que representan claros factores de riesgo). 

En este otro esquema se representa también las fases de la enfermedad con indicación de las terapias que corresponde, o correspondería usar en cada una de ellas (en la parte alta del gráfico):



Como puede apreciarse en el gráfico anterior, es en los primeros días de la enfermedad, antes de que empiecen a presentarse los problemas de descontrol inmunitario que degeneran en la llamada "tormenta de citoquinas", cuando tienen mayor sentido los que se conocen como "Tratamientos Tempranos", ya que una vez iniciadas las fases de ese "descontrol" inmunitario y sobre todo de generación de problemas vasculares sistémicos (trombos), se hace ya mucho más complicado frenar la enfermedad y requiere de tratamientos mucho más complejos y agresivos, siendo ya muy difícil evitar que haya daños al organismo (secuelas) que pueden ser persistentes en el tiempo (lo que se llama "Covid Largo").

Para dar una idea de los factores de riesgo de las personas que padecen esta enfermedad de forma severa, este gráfico que pongo a continuación pertenece a una presentación de la CDC (Center of Control Disease = Centro de Control de Enfermedades) del gobierno de USA, realizado a finales del año 2020 con datos de muchos miles de pacientes de Covid-19 en ese país, y donde se describe el incremento en el riesgo de sufrir un Covid-19 grave según determinadas condiciones de salud de los pacientes normalizado por su rango de edad:


Como puede verse en ese gráfico, una obesidad severa (se suele llamar "mórbida" en España cuando el  Índice de Masa Corporal, IMC está por encima de 40) incrementa el riesgo de un Covid-19 grave en un factor de 4,4 sólo por esa condición, sin otras complicaciones de salud, respecto a una persona con una masa corporal baja de edad similar.
En el caso de la obesidad "moderada" (una IMC mayor de 30 y menor de 40) el factor de incremento de riesgo es casi 3 (2,9 veces) y esto se ha visto repetidas veces en todos los países, y no sólo en USA, por tanto todas las instituciones sanitarias consideran probado que hay una asociación causal clara entre el sobrepeso y el riesgo del agravamiento de esta enfermedad. 
Evidentemente en estos temas, como todo lo relacionado con sistemas vivos, la variabilidad es grande, y anecdóticamente conoceremos personas obesas o incluso con obesidad mórbida y que han pasado la Covid-19 de forma nada o poco sintomática, pero lo que hay que mirar es la estadística de los grandes números a la hora de evaluar las probabilidades de que, a la población o a uno mismo, le ocurra una enfermedad más o menos severa.

Según la anterior presentación de la CDC, corroborada por los datos de muchos otros países, otros factores que añaden un riesgo nada despreciable son: la enfermedad crónica del hígado (4,0 veces), la diabetes (3,2 veces), la hipertensión arterial (2,8 veces); y a más distancia le siguen el asma (1,4 veces) y enfermedades coronarias (1,3 veces).

Dado que al final la enfermedad Covid-19 en su fase más grave es una enfermedad cardio-vascular (por generación de trombos), parece sorprendente que las personas con enfermedades coronarias tengan un factor de riesgo (1,3) menos de la mitad que las personas obesas (2,9), y la razón de esto es que si la persona que tiene la enfermedad coronaria no es obesa, y en general no tiene otros factores de riesgo de agravamiento, es bastante más probable que su enfermedad no evolucione hacia la "tormenta de citoquinas" y de ahí a la fase vascular-trombótica; si bien es cierto que una vez que estas personas llegan a esa fase su pronóstico, claro, es peor que las personas obesas que no tienen problemas vasculares.
Es decir, lo que lleva a los enfermos cardíacos a tener menos riesgos que los obesos es que es más probable que su enfermedad se quede en las fases I y II y no pase a la fase III.

En este estudio tipo meta-análisis, donde se analizan 46 estudios que involucraron a 625.153 pacientes de Covid-19, se llega exactamente la misma conclusión: "comparado con los pacientes no obesos, los pacientes obesos tienen un riesgo significativamente más alto de tener una enfermedad más severa".

Además según este estudio del MIT (Massachusetts Institute of Technology) se sabe que la obesidad implica una mayor exhalación de aerosoles con mayor carga viral, y por tanto hace a los individuos obesos más propensos a infectar a otros.

Se podrá aducir que, según indican las estadísticas y ha sido repetido por los medios de comunicación, el factor principal que afecta a la severidad y fallecimientos por esta enfermedad es la edad, sobre la que no podemos hacer mucho, por lo que pienso que es mejor centrarse en aquello que podemos controlar, como es nuestro sobrepeso o la hipertensión, y el resto de condiciones de salud agravantes, y evitar, por ejemplo, con nuestra forma de vida poco saludable, provocar la llegada o el agravamiento de la hipertensión o la diabetes.

Por tanto aquí hago mi primera recomendación de medidas para bajar el riesgo de un Covid-19 severo, mi primera recomendación de "Tratamiento Temprano": ponte a dieta si tu Índice de Masa Corporal (IMC) es superior a 25

Por ejemplo en este enlace pueden encontrar una calculadora de tu IMC que te puede servir de guía para calcularlo, aunque hay muchas otras por internet.

En la tabla anterior con los factores de riesgo se considera una persona obesa cuando su IMC es mayor de 30, y severamente obesa cuando se tiene un IMC mayor de 40, pero se considera que el riesgo de enfermedad de Covid-19 grave se va incrementando significativamente a partir del IMC de 25 (cuando empieza el sobrepeso), por lo que esa debe ser la recomendación que debe hacerse: no superar un IMC de 25.

Un lector italiano de este blog (gracias Fabrizio) me hizo llegar un estudio de su país con las estadísticas de la Covid-19 en Italia, cuyo enlace incluyo aquí, y que contiene mucha información relevante sobre a quienes causa más daño esta enfermedad, por ejemplo este cuadro lo considero sumamente interesante:


Como puede verse en la tabla anterior, sin ningún tipo de complicación previa sólo fallecieron el 2,9% de las personas identificadas con Covid-19 en Italia, en cambio con 3 o más problemas de salud previos el porcentaje es del 67,4%, y la condición que más aparece es la de hipertensión, seguida de la diabetes tipo 2 (este estudio está construido con estadísticas algo diferentes de el de la CDC que he indicado antes). En el caso de Italia se observa que los problemas vasculares tienen mayor peso que las estadísticas que vimos para el caso de USA.

De este magnífico estudio de Italia (no he encontrado uno similar en España), puede concluirse que la enfermedad Covid-19 tiene una letalidad relativamente baja para las personas que no tienen complicaciones de salud previas.

Si, en el mismo estudio,  analizamos los fallecidos por franjas de edad, el efecto se nota mucho en todas ellas, aunque curiosamente el efecto aumenta con la edad:


Uno de las conclusiones relevantes es que en la franja de 16 a 59 años sólo el 9,6% de los fallecidos no tenían complicaciones de salud previas.

Este estudio abarca el período desde Marzo 2020 hasta Julio 2021, y es posible pensar que ese fenómeno se daba sólo inicialmente pero con posterioridad el virus se ha hecho más peligroso y ataca a un mayor número de personas jóvenes y sanas, sin complicaciones previas de salud, que antes; pues bien no es eso lo que dicen las estadísticas de Italia:


Como puede verse en la tabla anterior el % de fallecidos sin complicaciones previas de salud ha cambiado muy poco a lo largo de la pandemia, en todo caso lo que se nota es una tendencia a bajar, es decir, parece que el virus recientemente es algo menos letal para las personas que no tienen complicaciones previas (2% en el último período frente a 2,9% al principio). Alguien podría pensar que puede ser uno de los efectos de las vacunas, pero por lo que yo sé la mayoría de los grupos con más riesgos de padecer una enfermedad severa (personas mayores, inmuno-deprimidas, con diabetes, etc...) son las que mayor porcentaje de vacunación presentan, y en el grupo no vacunado habría más personas de menor edad y sin complicaciones de salud, que se sienten menos amenazadas por el virus, por lo que el efecto de las vacunas debería ser el de aumentar el % de personas fallecidas sin problemas de salud previos que sería donde predominarían los no vacunados, sin embargo está ocurriendo más bien lo contrario.

Con todo esto simplemente quiero poner de manifiesto que las condiciones previas de salud de la población son críticas para definir la evolución esperable de la enfermedad, y que cualquier método que consiga mejorar las condiciones de salud de la población ayudará, por tanto, a bajar la severidad de la enfermedad.

Evidentemente alguien podrá decir, y con razón, "tal persona joven, de 35 años, deportista, y sin complicaciones previas de salud murió de Covid-19" y es cierto, ha ocurrido y volverá a ocurrir, pero las estadísticas son tozudas y esos casos son extraordinariamente raros y, desde luego, no sirven o no deberían servir como guía para ninguna política de salud, ni desde luego para uno mismo. 
Es como decir que se sabe de alguien que fumaba 3 paquetes de tabaco al día desde los 18 años y murió con 88 años sin haber tenido cáncer de pulmón y en cambio se sabe de alguien de 45 años  que murió de cáncer de pulmón sin haber fumado un cigarrillo en su vida y por tanto concluir que el tabaco no tiene nada que ver con el cáncer de pulmón; lo cual es negar la evidencia científica por un hecho puramente anecdótico cuando hay miles de otros casos que indican lo que ya todo el mundo sabe.

Si, por ejemplo, usando ese magnífico informe de Italia que he mencionado antes, vemos los fallecidos por rangos de edad, nos encontramos con la siguiente gráfica:


Si ahora, por ejemplo, de los datos de esa gráfica sumamos los muertos entre las edades de 0 -39 años (inclusive) y los de edades igual o mayor de 40 años, tenemos la siguiente estadística:


Es decir, en TODA la pandemia, en unos 18 meses, desde Febrero-2020 hasta julio-2021, han muerto en Italia 355 personas de menos de 40 años (0,28% del total), para un total de 127.041 fallecidos, y aunque siempre es triste la muerte de un sólo ser humano, podemos ver que la escala del problema no tiene nada que ver entre un rango de edad y otro, y hay que tener en cuenta que de esos 355 jóvenes fallecidos, sólo del orden de un 10% no tenían complicaciones previas, luego estaríamos hablando de unas 30 - 40 fallecimientos en un período de unos 18 meses por esta causa en personas jóvenes y  sanas (sin obesidad, hipertensión, diabetes, problemas renales, etc...). 
La población total de Italia es de unos 60,5 millones de personas, y de ellas el 40% son menores de 40 años, quiere decirse que la población menor de 40 años en Italia es de unos 24,2 millones de personas, por tanto en 18 meses con las estimaciones antes realizadas, si consideramos que han muerto del orden de 40 personas de Covid-19 menores de 40 años sin problemas previos de salud, hablamos de una letalidad de la enfermedad en 18 meses de 40/24,2 = 1,65 fallecimientos por millón de personas,  hay muchas otras causas que, en esas edades, originan una letalidad mucho mayor y que no abordamos con igual urgencia y/o  determinación.
No quiero negar la gravedad de la enfermedad porque, aparte de los fallecimientos, la Covid-19 puede originar daños severos a las personas (el llamado Covid Largo), aunque, como en las tendencias de la mortalidad, el efecto sigue una tendencia similar, aunque menos acusada en cuanto a la edad y condiciones físicas de los pacientes.

Por tanto, si hubiese un "secreto" para intentar paliar los efectos de esta enfermedad estaría en evitar las complicaciones de salud y hacer que nuestro organismo tenga un envejecimiento lo más retardado posible para tratar de imitar lo que la naturaleza consigue en las edades más jóvenes.

Volviendo a las condiciones que hacen, por ejemplo, a la obesidad tan problemática para la Covid-19, según apuntan los médicos patólogos al respecto, son las siguientes causas principales los que están detrás del aumento del riesgo:

a) Tienen una respuesta inmune más pobre que las personas sin sobrepeso. Lo cual hace que la proliferación viral, que es muy importante frenar en las primeras etapas de la enfermedad, sea alta y haya más probabilidades de desencadenar las fases más graves posteriores.

b) La obesidad induce un estado de inflamación interno crónico, las células con grasa secretan citoquinas y también afectan al funcionamiento de los macrófagos, y todo esto se combina con la tendencia a la enfermedad Covid-19 a crear una respuesta inmunitaria anómala, en particular la excreción excesiva de citoquinas que ya están altas en estos individuos y acaban sumándose a las que se provocan por la infección.

c)  La sangre de las personas obesas tienen una mayor tendencia a coagular, y por tanto a crear trombos, lo que tiene un efecto adverso en las fases severas de la enfermedad.

Visto las características del desarrollo de la enfermedad y analizado, por ejemplo, el caso anterior de las personas obesas y su riesgo añadido, podríamos listar una serie de actuaciones que serían beneficiosas para que la enfermedad tenga un curso leve:

a) Acciones o compuestos que mejoren la respuesta del sistema inmunitario en general, y en particular el sistema inmunitario innato (de respuesta no específica), que es el primero en atacar a los patógenos en cuanto sucede la infección, antes de que el sistema inmunitario adaptativo empiece a actuar, y que normalmente tarda varios días que pueden ser cruciales.

b) Acciones o compuestos que reduzcan la inflamación general del organismo, es decir, que tengan propiedades anti-inflamatorias.

c) Acciones o compuestos que ayuden a regular la respuesta del sistema inmunitario y eviten una sobre-actuación del mismo (acción inmuno-moduladora), en particular que controlen a las citoquinas.

d) Compuestos que impidan o dificulten la replicación del virus (anti-virales), bien por atacar a las proteínas del propio virus o bien porque dificultan la entrada del virus a las células (que es, por ejemplo, en lo que consiste la función de los anticuerpos, de infecciones naturales o provocados por las vacunas).

e) Acciones o compuestos anti-oxidantes que disminuyan la cantidad de radicales libres (ROS en inglés: Reactive Oxygen Species), que originan un agravamiento de la enfermedad por el llamado "estrés oxidativo".

f) Compuestos que disminuyan la presencia de hierro "libre" en la sangre, no asociado a proteínas. Esta sobrecarga anómala del hierro libre es, según parece, debido al ataque del virus SARS-Cov-2 a la hemoglobina, que hace liberar ese hierro y que se detecta por altos niveles de ferritina en las analíticas de sangre en enfermos paradógicamente con dificultad respiratoria. Se considera que el hierro libre  aumenta el estrés oxidativo, la hiper-coagulación y la hiper-inflamación. Los compuestos que se han propuesto para este fin sueles ser los llamados quelatantes del hierro y hay sustancias naturales que tienen esa propiedad.

En los sucesivos apartados iré describiendo una serie de principios activos potencialmente utilizables como tratamientos tempranos, y cuyos aspectos beneficiosos de cara a la Covid-19 estarían basados en alguno o varios de los modos de acción positivos comentados en los párrafos anteriores. 

Empezaré por aquellos que tienen más estudios clínicos realizados y, por tanto, de los que se tienen más evidencias de su modo de acción


VITAMINA D

(Estudios clínicos del efecto de la vitamina D en Covid-19 recogidos en esta web)

(Eficacia media de los ensayos clínicos de vitamina D en tratamientos tempranos de Covid-19: 80%, aquí)

Desde los inicios de la pandemia de Covid-19 los médicos han estado buscando incansablemente métodos para, en primer lugar entender la dinámica de la enfermedad para, posteriormente buscar la forma de tratarla de forma exitosa, y desde el principio uno de los parámetros que se vio claramente que podía estar asociado a una enfermedad más severa eran unas concentraciones bajas de vitamina D en la sangre, expresada como 25(OH)D, y  a esa conclusión han llegado multitud de estudios clínicos, como en Italia este y esteeste y este en Israel; este,  este y este en UK, en Bélgica este,  este y este en USA, en Alemania, etc...
Podía seguir aportando estudios tras estudios de esos o de otros países y en todos ellos, de forma abrumadora, las conclusiones son las mismas: existe una fuerte correlación, estadísticamente muy  significativa, entre la deficiencia de vitamina D y la mayor severidad de la enfermedad Covid-19, y esto no ha cambiado en el curso de la enfermedad. desde los primeros casos de Enero de 2020 en China hasta ahora.

Por supuesto se puede argüir, y con toda la razón, que correlación no implica causalidad, y que por mucho que una variable esté correlacionada con un determinado resultado, puede que esté asociada a otras causas subyacentes que sean las que de verdad causen ambas, y por tanto al mismo tiempo, tanto la mayor gravedad del Covid-19, como el defecto de vitamina D, por lo que la recomendación de subir los niveles de vitamina D en la población en general, sobre todo la que está afectada por una insuficiencia, o más aún una deficiencia, puede que no sirva para nada.

En primer lugar hay que tener respeto a lo que significa "deficiencia de vitamina D", o como dicen en mi pueblo "para hablar de la vitamina D hay que lavarse la boca", porque estamos hablando de una vitamina fundamental para la salud de la población, cuyo efecto nefasto de su deficiencia se conoce desde hace muchas décadas e incluso siglos, y ya hay consenso científico total que su deficiencia contribuye a  muchos efectos negativos, entre los que están:

a) Raquitismo y problemas óseos en el crecimiento de los niños: esto ya se vio desde los inicios de la Revolución Industrial, donde los niños pequeños, mal alimentados y viviendo en casas y suburbios lejos de la naturaleza y de la radiación solar, desarrollaban, casi todos, deformaciones de los huesos y una baja estatura (como el personaje Tiny Tim del cuento de Charles Dickens "Un Cuento de Navidad", 1843). Se estima que, a principios del siglo XX, en las ciudades industrializadas del Norte de Europa y Estados Unidos, más del 80% de los niños tenían síntomas de raquitismo, debido a una muy baja exposición solar (rayos UVB) y una dieta pobre en alimentos con altas concentraciones de vitamina D, como indica la introducción de este informe. Esta es la razón por la que varios países del Norte de Europa, en particular los países Escandinavos y Canadá,  mantienen políticas de la llamada "fortificación" de determinados alimentos en vitamina D para elevar los niveles en la población que tiene una baja exposición solar casi todo el año.

b) Se ha visto una fuerte asociación con la osteoporosis, osteomalacia, facilidad de fracturas de huesos: como en el caso del raquitismo, la vitamina D está fuertemente implicada en la absorción del calcio por los huesos, y el modo de actuación de la vitamina D es similar al que anteriormente hemos indicado del raquitismo en los niños.

c) La vitamina D tiene una función antiviral, en especial se ha visto contra los virus con cubierta proteica, como es el caso de los coronavirus, y parece que es debido a la regulación positiva del péptido LL-37 y la beta-defensina 2. Además se sabe que la vitamina D tiene un efecto anti-bacteriano, infecciones que a veces acompañan al SARS-Cov-2 agravando el cuadro clínico.

d) La vitamina D es un fuerte anti-inflamatorio, en particular evita un exceso de producción de citoquinas pro-inflamatorias, cuya excreción excesiva es uno de los factores de mayor riesgo de la enfermedad Covid-19. Actúa, por tanto, como un modulador de las reacciones del sistema inmune

e) La vitamina D contribuye a un funcionamiento más eficiente del sistema inmunitario innato, que es el que, en primer lugar tiene que hacer frente a las infecciones de virus sobre los que el organismo aún no ha padecido una infección y por tanto no dispone de anti-cuerpos o en muy baja proporción. Se sabe que la vitamina D induce una serie de respuestas epigenéticas que mejora la adaptación de la inmunidad celular ante la presencia de patógenos, bacterias y virus. Y se sabe que una rápida respuesta de la inmunidad celular innata es muy importante para contener la enfermedad en sus etapas iniciales.

f) La vitamina D también mejora la respuesta del sistema inmunitario adaptativo, en particular optimizando la respuesta a los antígenos de las células T y su proliferación. Por tanto la vitamina D es muy positiva para las 2 "patas" del sistema inmunitario: el  sistema inmunitario innato y el adaptativo (el adaptativo indica que ha habido una "adaptación" previa por la presencia de un antígeno, que puede ser una vacuna, una infección previa de SARS-Cov-2 o una infección de un virus similar que origina "inmunidad cruzada").

g) La vitamina D tiene un efecto positivo contra el llamado "estrés oxidativo" que se produce debido a la generación excesiva de radicales libres (ROS en inglés) y que contribuye a un mayor daño en los tejidos por daños a las mitocondrias. Reduciendo, por tanto, los riesgos de trastornos, como los de autoinmunidad, infecciones, alteraciones metabólicas y deterioro de la reparación del ADN; y en el caso del Covid-19 limitando los daños por los ROS en el curso de esa enfermedad.

h) La vitamina D está implicada en la regulación del sistema llamado RAAS (Renin-Angiotensin-Aldosterone System), cuya sobre-activación produce daños en los pulmones y en el corazón, y que es modulado por la enzima ACE2, que es la que usa el virus SARS-Cov-2 para entrar en las células, ocasionando una bajada de los niveles de esa enzima y generando los problemas asociados al RAAS. Se ha propuesto que la vitamina D actúa incrementando los niveles de ACE2 en forma soluble (no en la membrana celular, que son los que usa el virus para entrar), y por tanto tiene 2 beneficios: ese ACE2 soluble se une a las proteínas S del virus actuando de forma parecida a los anticuerpos y, por tanto, disminuyendo el riesgo de infección de las células y por otro lado reconstruye la labor moduladora del ACE2 en el sistema RAAS, evitando el daño que su alteración produce en el  organismo.

Los mecanismos del c) al h) anteriores son los que aportan argumentos de peso para considera que la vitamina D puede tener un rol muy positivo para evitar que la Covid-19 se convierta en una enfermedad severa, por lo tanto ya tenemos 2 argumentos en su defensa: sabemos que los casos severos de Covid-19 están fuertemente correlacionados con bajos niveles de vitamina D y por otro lado tenemos identificados del orden de 6 mecanismos por los cuales la vitamina D puede tener un efecto positivo en la prevención y el tratamiento de esta enfermedad; sólo nos queda revisar algunas evidencias de que, efectivamente, ese es el caso y en los ensayos clínicos diseñados para probar esa hipótesis se ha visto claramente ese efecto positivo.

En este enlace están recogidos 35 estudios de ensayos clínicos usando vitamina D para evaluar su impacto en la mayoría de los casos en la presentación de casos severos o fallecimientos. Algunos datos:

a) El 89% de los estudios obtienen resultados positivos muy claros.

b) Los que se han realizados como "tratamientos tempranos" (early en inglés) tienen de media un 80% de eficacia.

c) Entre los tratamientos "tardíos" (later en inglés), es decir, cuando los pacientes ya están hospitalizados, la media de eficacia es del 55%, lo cual no deja de ser remarcable para estas fases de la enfermedad.

No voy a hacer una exploración sistemática de esos ensayos, sería extraordinariamente largo y farragoso y no creo que aporte gran cosa, pero voy a usar como ejemplo dos de ellos que se llevaros a cabo en nuestro país:

1) Ensayo clínico de Castillo et al. en Córdoba "Effect of calcifediol treatment and best available therapy versus best available therapy on intensive care unit admission and mortality among patients hospitalized for COVID-19: A pilot randomized clinical study" publicado en agosto 2020. En este ensayo clínico se dividió, de forma aleatoria, un grupo de 76 pacientes en la fase severa de la infección (hospitalizados). A 50 se les administró vitamina D en la forma de calcifediol 0,532 mg el primer día de admisión, y 0,266 mg en los siguientes días 3 y 7, junto con el resto del tratamiento recogido en el protocolo; y a los otros 26 pacientes no se les administró vitamina D y por lo demás siguieron el mismo protocolo que los pacientes a las que se les administró vitamina D. Los resultados fueron bastante espectaculares: de los 50 pacientes que recibieron vitamina D sólo 1 acabó en la UCI (un 2% del total) y sobrevivió a la enfermedad, mientras que del grupo no tratado, 13 acabaron en la UCI (un 50%) y 2 personas en este grupo fallecieron. Las conclusiones que indican los autores es que el tratamiento demostró ser muy efectivo a la hora de prevenir el agravamiento de la enfermedad y piden ensayos con muchos más pacientes para confirmarlo.

2) Ensayo clínico de Alcalá Díez et al. en Málaga titulado: "Calcifediol Treatment and Hospital Mortality Due to COVID-19: A Cohort Study", publicado el 21 Mayo 2021. El ensayo consistió en el seguimiento de 537 pacientes, de los cuales 79 (14,7%) recibieron un tratamiento con vitamina D (calcifediol), además del protocolo usual, y el resto no recibió vitamina D. El tratamiento se hizo dosificando 2 comprimidos de 0,266 mg al ingreso (0,532 mg), y luego 1 comprimido de 0,266 en los días 3, 7, 14, 21 y 28 tras el ingreso hospitalario. La tasa de mortalidad de los pacientes que no recibieron el suplemento de la vitamina D fue de 20% (la usual) y la de los pacientes tratados con vitamina D del 5%, por tanto las conclusiones del estudio s que la vitamina D parece tener un fuerte impacto en la reducción de la mortalidad de los pacientes y piden, como no, ensayos más grandes.

Hay bastantes estudios similares en otros países que creo que merece la pena que los lectores consulten en la web cuyo enlace indiqué antes, y la inmensa mayoría observan patrones similares, en algunos casos los resultados no son tan buenos, pero en general son muy buenos, y dado el perfil de seguridad (efectos secundarios) de suplementar con dosis moderadas de vitamina D a los enfermos de Covid-19 durante unas semanas, no parece que sea una actuación arriesgada en absoluto.

Alguien podría pensar que en España, dado la incidencia de radiación solar y el número elevado de días sin nubes, los valores bajos de vitamina D no deberían ser un problema, y en general la población debería estar muy bien protegida;  debería tener más concentración de vitamina D en sangre que los países del Norte de Europa......pues NO:


En la tabla anterior puede verse que los países que tienen menores niveles de vitamina D medios en sangre son curiosamente España y Portugal, probablemente los países con mayor insolación disponible en el territorio de todos los países Europeos que aparecen en esa tabla, pero una cosa es que haya una gran insolación disponible y otra muy distinta es que esa disponibilidad se use.

Las causas que contribuyen a que haya una menor concentración de vitamina D en la población son las siguientes:

a) Grado de urbanización: las ciudades, y más aún las grandes ciudades, viven de espaldas al Sol, los arqueólogos han visto ese efecto incluso en el Imperio Romano en Italia, donde a partir de la generalización de las "insulae", que eran como nuestros bloques de apartamentos, empezaron a aparecer los rasgos inequívocos de los problemas de raquitismo en niños y mayores que luego se vieron con particular crudeza en la Inglaterra de la Revolución Industrial. Nuestra forma de vida va profundizando en esto cada vez más, cada vez es más raro ver a niños jugando en la calle o en los parques, el ejercicio físico tiende a hacerse cada vez más en gimnasios, los traslados para trabajar hacen que, particularmente en invierno, la gente sólo tenga tiempo libre de noche, los dispositivos digitales reducen la necesitad de salir y socializar, etc....Actualmente la población urbana en España es del orden del 83% del total y creciendo, y en los pueblos la forma de vida cada vez se parece más a la urbana.

b) A mayor edad de una persona, menor es su capacidad para sintetizar la vitamina D, a igualdad de insolación y misma alimentación. Esto es algo que se conoce, y en España, dada su baja natalidad desde hace décadas, tiene una población más envejecida. 

c) Las personas obesas tienen también menor capacidad de sintetizar vitamina D, y a su vez la deficiencia en vitamina D parece estar asociada a un mayor riesgo de padecer obesidad, por lo que parece que se trata de factores que se retro-alimentan positivamente. Como he comentado anteriormente la obesidad, por sí misma, añade un riesgo significativo a padecer una enfermedad Covid-19 grave. Hay que tener en cuenta que en España hay una alta incidencia de obesidad, que es del orden del 22%, una de las más altas de Europa, y predomina entre las personas con menores recursos económicos:


Esas tasas de obesidad aumentan con la edad, es por eso que en los ancianos se combinan en mayor proporción todos esos factores de riesgo.

d) El contenido en melanina, la piel oscura, para la misma insolación dificulta la generación de vitamina D. Las pieles oscuras, como las de las personas de raza negra, están adaptadas a zonas geográficas donde la radiación solar es muy intensa y la misión de la melanina es proteger la piel de daños (quemaduras) por exceso de exposición y a largo plazo del cáncer, pero esto se hace a costa de que cuando la radiación solar baja, la absorción se dificulta significativamente y eso hace que las personas que, por raza, tengan la piel oscura necesitan de una exposición al Sol mayor para sintetizar los niveles adecuados de vitamina D. Como en tantos otros aspectos, la generación de vitamina D no está adaptada a nuestra forma de vida moderna ni a la globalización o los grandes movimientos de población que originó el tráfico de esclavos negros hacia América, donde la población afro-americana es una de las más afectadas por la Covid-19. Así mismo ese efecto se ha visto en las poblaciones de origen africano (por ejemplo la Somalí) en los países Nórdicos, donde se multiplica hasta por 7 el riesgo de una Covid severo para las personas de ese origen respecto a los naturales de esos países, aunque hay muchos otros factores que lo expliquen, como el estatus socioeconómico, las costumbres, etc...algunos autores apuntan a que la vitamina D puede estar, en buena parte, detrás de estos efectos. Es bien sabido desde hace muchos años que la fuerte deficiencia de vitamina D afecta especialmente a ese grupo de personas. Se apunta, por tanto, que las personas de piel oscura necesitan un aporte especial de vitamina D cuando la insolación es baja.

e) La alimentación es un factor determinante, también, en los niveles de vitamina D, el consumo, por ejemplo, de pescado azul y salmón, que se consumen más frecuentemente en los países nórdicos, ayuda a reponer los niveles de esa vitamina, por otro lado el consumo de alimentos industriales ricos en azúcares y sobre todo en fructosa, actúan como inhibidores de la vitamina D. Por ejemplo los siropes de maíz, que se consumen mucho en la repostería americana, la cual hemos importado en todo el mundo, tiene un muy alto contenido en fructosa que reduce los niveles de vitamina D en sangre, por lo que no son nada recomendables si se pretende tener unos niveles adecuados, o su consumo debe ser excepcional. La dieta común española, cada vez más basada en productos cárnicos y elaborados y menos en pescado azul, es relativamente baja en aportes de vitamina D comparado con otros países, y en España no ha habido nunca una política pública de reforzar los alimentos con vitamina D, como es el caso, por ejemplo, de los países nórdicos y Canadá 

Aunque es cierto que históricamente no tenía mucho sentido, al llegar a convertirse la población española en mayoritariamente urbana, con una edad media alta, con alta incidencia de obesidad, con menos vida en el aire libre bajo la radiación solar, con hábitos alimentarios cada vez más basado en productos industriales, todo esto ha cambiado los patrones. Evidentemente lo mejor es volver a una forma de vida más sana, pero dadas las dificultades de una parte de la población para tenerla, como pueden ser los ancianos en residencias, creo que las autoridades deberían plantearse una campaña de suplemento de los niveles de vitamina D para una parte no despreciable de la población y más allá del Covid-19.

En este artículo de 2010 el autor avisaba de una verdadera "Pandemia" de deficiencia de vitamina D en todo el mundo, el título del artículo lo dice todo "The Vitamin D Deficiency Pandemic: a Forgotten Hormone Important for Health" = La Pandemia de Déficit de Vitamina D: una Hormona Olvidada Importante para la Salud". En todo ese tiempo este problema, con la creciente urbanización, digitalización, obesidad, etc... se ha ido agravando.

En el caso de España ha habido ya varios estudios que alertaban de la muy alta incidencia de déficit severo de vitamina D, por ejemplo en los ancianos, en artículos como este (de 1999), este (de 2001), este (de 2008), o este (de 2014), por poner sólo unos ejemplos, ya que el problema es conocido desde hace décadas y hay multitud de análisis y estudios que sólo corroboran lo que he estado mencionando.

Como he comentado antes, el efecto de la vitamina D va mucho más allá de la mera potencial protección contra la Covid-19 (que ya es importante), sino que es un factor implicado en la protección contra la osteoporosis, de mejora del sistema inmunitario contra otras infecciones, tiene efecto en la prevención de la hipertensión, el cáncer, etc...cada uno de estos beneficios se conocen desde hace ya mucho tiempo, y no se han hecho estudios que contradigan ese efecto muy positivo de la vitamina D en multitud de funciones vitales del  organismos, que en buena parte están relacionados con la degradación y el envejecimiento celular.

Por todo ello, por ejemplo la Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM), en marzo de 2021 ha alertado de esa alta incidencia de déficit de vitamina D en los ancianos y ha solicitado a la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía que realice una "campaña de administración" de esa vitamina a todas las personas mayores de 65 años, obviamente yo apoyo esa iniciativa que me parece muy adecuada y la extendería a otros grupos vulnerables de la población, como estoy defendiendo en este artículo.

Por otro lado un grupo de 200 médicos de muchos países (entre ellos hay varios españoles), han redactado una carta dirigida a las autoridades sanitarias del mundo para que utilicen la vitamina D en el combate contra el SARS-Cov-2 y en esa misma carta se recomiendan unos niveles de vitamina D en sangre que deberían tenerse, así como una idea de las dosis recomendables.
Por supuesto yo apoyo de corazón esa iniciativa, por los mismos motivos que exponen esos médicos.

Hay quien puede pensar que una política de suplemento con vitamina D de la población general puede entrañar peligros serios para la salud, pero esas políticas llevan aplicándose desde hace muchas décadas, por ejemplo, en los países nórdicos, cuyos niveles medios de vitamina D son más elevado que los de la población española muy probablemente por esta causa, y a lo mejor esos niveles altos de vitamina D, en particular en la población anciana, puede que estén detrás de la menor mortalidad de la Covid-19 en los países Escandinavos (Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca) respecto a España y Portugal.
Por poner un ejemplo en los países nórdicos, he recuadrado los productos que son sistemáticamente fortificados en vitamina D antes de ser puestos en el mercado para su consumo por la población:


No se han visto factores negativos que lleven a bajar ese suplemento, sino que en realidad han ido subiendo las recomendaciones de la mayor ingesta de vitamina D, pues es un compuesto muy bien tolerado y que no origina fácilmente problemas por exceso de su consumo/administración con un uso  medianamente razonables, es por eso que los suplementos de vitamina D se venden en parafarmacias y otros comercios especializados en nutrición, sin receta médica, en España también.

Algo que creo debe cambiar es lo que recoge esta web sobre los tratamientos tempranos: a pesar de las evidencias a su favor, la gran mayoría de los países no incluyen la vitamina D como tratamiento temprano contra la Covid-19, aunque hay varios que tienen políticas de suplemento, por otros temas de salud:


Como he dicho al principio de este artículo: lo mejor es buscar las vías naturales para incrementar los niveles de vitamina D (exposición diaria al sol y consumo de productos que la tengan) y si decide tomar un suplemento, en particular si ha dado positivo en test de detección de la Covid-19, consulte a su médico.


ZINC

(Estudios clínicos sobre eficacia del uso de suplementos de Zinc para combatir el Covid-19)

Si bien del Zinc hay bastantes estudios sobre su eficacia para tratar la Covid-19, no hay tantos como en el caso de la vitamina D, y en cuanto a la eficacia de su uso en el curso de la enfermedad se puede ver en la figura anterior que sus potenciales efectos positivos se tienen con tratamiento temprano, donde las eficacias estimadas en esos ensayos, son del orden del 75%, mientras que con tratamientos tardíos (hospitalarios), las eficacias medias bajan considerablemente (hasta un 35%), aunque sigo pensando que no son tampoco despreciables.

Al igual que en el caso de la vitamina D, igualmente se ha constatado que los cuadros graves, o con mal pronósticos, de la enfermedad Covid-19 vienen, con mucha frecuencia, asociados a niveles bajos de Zinc en sangre.

¿Debido a qué mecanismos biológicos los científicos estiman que el zinc puede tener un impacto positivo en el tratamiento de la Covid-19)?:

a) Los iones de Zinc Zn+2 inhiben la proteasa y la replicación del virus SARS-Cov-2 en laboratorio (in vitro). Es decir, El Zn tiene una función anti-viral "per se".

b) Tiene una función anti-oxidante por contribuir a la eliminación de los Radicales Libres (ROS en inglés de los que ya hemos hablado anteriormente), y por tanto contribuye a reducir el estrés oxidativo.

c) El Zn contribuye a la modulación de los mecanismos de inflamación, de particular importancia en las personas obesas, ya que se sabe que tienen, más frecuentemente, unos niveles de Zinc reducidos. Que recuerdo es uno de los grupos de riesgo de una enfermedad Covid-19 grave. Este es un esquema del modo de actuación del Zinc para la reducción de las ROS y la inflamación, tal y como aparece en este artículo:


d) El Zn es un componente muy necesario en el correcto funcionamiento del sistema inmune, tanto innato como adaptativo, por lo que está indicado en la mejora del comportamiento del sistema inmunitario innato que es el que primero debe hacer frente al SARS-Cov-2 para evitar el desarrollo de una enfermedad más grave. La deficiencia de Zn afecta, por tanto, a toda la respuesta inmunitaria del organismo, como puede verse en este esquema que aparece en este artículo:


e) Hay estudios que indican que el Zinc tiene un fuerte efecto en la regulación (homeostasis) de las plaquetas y puede limitar la formación de trombos.

f) Varios estudios señalan que el Zinc tiene un efecto positivo en la reconstrucción y mantenimiento del epitelio ciliado de los bronquios y pulmones, que reduce los riesgos de entrada de virus (carga viral), y también baja el riesgo de que ocurran co-infecciones bacterianas que también agravan la enfermedad.

Existen, por tanto, 6 mecanismos bien conocidos y documentados desde hace años que pueden explicar que el Zinc ejerza un efecto positivo en el tratamiento de la Covid-19, y como en el caso de la vitamina D este tipo de hipótesis deben ser contrastadas con los ensayos clínicos donde debería notarse una clara mejora respecto a un tratamiento que no use Zinc.

En este artículo reciente del 29 de Marzo de 2021 se exponen las experiencias de unos médicos de nuestro país que han ensayado esa terapia, en particular médicos del Hospital del Mar y de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde el mensaje es claro: "Suplementar con zinc reduce mortalidad y tiempo de recuperación en Covid", no se puede decir más claro....Y en ese artículo se mencionan algunos de los mecanismos de actuación del Zinc que he mencionado.


Este es el artículo que han escrito esos médicos después de realizar los estudios clínicos.

Dicen esos doctores al final del estudio, en la parte de conclusiones: "It should be also recommended to promote zinc supplementation programs targeted to people at risk of zinc deficiency, such as the elderly, in order to reduce COVID-19’s severity". 

Es decir estos doctores proponen un programa de suplemento de Zinc, con el objetivo de reducir la severidad de la enfermedad Covid-19, entre las personas con riesgo de deficiencia de ese elemento, como por ejemplo los ancianos, que se sabe desde hace décadas que tienen tendencia a tener deficiencia de Zinc, . El paralelismo con los problemas de bajos niveles de vitamina D son claros.

Por supuesto apoyo entusiásticamente esta propuesta de estos médicos de Barcelona, que es uno de los motivos por los que he redactado este artículo. Creo que tanto a nivel institucional como a nivel personal, hay que considerar en serio el tratamiento con suplementos de Zinc si hay riesgo de tener niveles bajos/deficiencia, y en el caso de haber contraído la enfermedad para su tratamiento de manera temprana, siempre de forma controlada por indicaciones médicas.

Por otro lado se estima que del orden 2.000 millones de personas en el mundo tienen deficiencia de Zinc, y de esto hay varios estudios y organizaciones alertando, desde hace años, sobre este problema, al igual que sobre la deficiencia de vitamina D de la que ya hemos hablado ya; en particular este problema de deficiencia de Zinc (como el caso de la vitamina D) se hace más pronunciado en las personas mayores de 60-65 años, donde esa incidencia llega a más del 40% de los mayores en los países desarrollados, y en los más jóvenes depende de la dieta. Se trata, por tanto, de un problema serio, en particular en la parte de la población más vulnerable a una Covid-19 severa.

Aparte de los potenciales beneficios del Zinc en prevenir una enfermedad Covid-19 con síntomas severos en caso de infección, la deficiencia de Zinc es un problema serio de salud y es un factor de riesgo implicado en el desencadenamiento de las siguientes enfermedades, tal y como aparece en la tabla 1 en este estudio:





Como en el caso de la vitamina D, el Zinc se trata de un componente esencial para el bienestar del organismo, por lo que evitar su deficiencia o incluso suplementarlo moderadamente en condiciones de infecciones, tiene un efecto beneficioso para prevenir multitud de problemas de salud.

En esta web aparecen 22 estudios clínicos realizados para verificar si los suplementos de Zinc tienen un efecto positivo en el desarrollo de la enfermedad Covid-19, y como se ha indicado antes, el efecto es muy positivo mayoritariamente, en particular como tratamiento temprano

Los alimentos que tienen alto contenido en Zinc son: las ostras, hígado de animales, almejas, las carnes rojas, las avellanas y almendras, la carne de pollo o pavo, el queso, los garbanzos, la avena, las alubias, etc...Como podéis ver, una dieta mediterránea, con su elevado consumo de legumbres, es una de las mejores estrategias para tener unos niveles de Zinc saludables, y positivo por otros muchos aspectos.

Como he comentado respecto a la vitamina D siempre es mejor ir a a fuente natural de los compuestos, manteniendo una dieta sana, antes de acudir a suplementos, salvo que se tenga un problema de absorción, como ocurre en la edad avanzada, obesidad, diabetes, alcoholismo, celiaquismo, diarrea crónica, enfermedad crónica del riñón, enfermedad crónica del hígado, enfermedad de Crohn, enfermedad del páncreas, dietas vegetarianas no equilibradas, etc...Que curiosamente, en general, son las mismas enfermedades que agravan la enfermedad Covid-19.

Como en el caso de la vitamina D, si no se está seguro de si se tiene deficiencia y antes de tomar un suplemento conviene consultar con un médico.


VITAMINA C

(Ensayos clínicos de la vitamina C para tratar la Covid-19, en esta web)

En el caso de la vitamina C, no hay tantos estudios realizados sobre los beneficios de su uso contra la enfermedad Covid-19, y, como puede verse en la tabla anterior, se observa una gran disparidad en los resultados de los ensayos clínicos, siendo los que arroja, de media, resultados más prometedores, los aplicados en las fases tempranas de la enfermedad.

Es conocido que la vitamina C tiene las siguientes propiedades que pueden ayudar a mejorar el pronóstico de la enfermedad Covid-19:

a) Tiene propiedades anti-inflamatorias, por ejemplo en este estudio se vio que hace decrecer los marcadores de inflamación en personas obesas y/o diabéticas significativamente, y los científicos piensan que la inflamación crónica que padecen esos grupos de personas está detrás de los factores agravantes de la Covid-19.

b) Es un fuerte anti-oxidante y reduce los niveles de radicales libres (ROS), que como hemos descrito, están implicados en el deterioro que produce la enfermedad Covid-19 en el organismo.

c) Es requerida para el óptimo funcionamiento de la inmunidad celular. Y hemos descrito que una respuesta rápida del sistema inmunitario, en particular del innato, todo apunta a que mejora el pronóstico de esta enfermedad

d) Es beneficiosa para la integridad del endotelio vascular; como hemos comentado, la fase aguda de la enfermedad Covid-19 es un problema sistémico vascular, y todo lo que proteja el endotelio vascular es de esperar que disminuya el daño producido por esta enfermedad.

El problema más usual de la falta severa de vitamina C, que todos hemos oído, es la enfermedad del Escorbuto, que aquejaba a las tripulaciones de las travesías transatlánticas en los primeros siglos de los viajes oceánicos, y que era debido a una dieta muy pobre de frutas y verduras que aportan este componente vital para el organismo. El escorbuto causaba una fuerte debilidad, anemia, gingivitis y hemorragias cutáneas, originando un cuadro severo que puede llegar a ser fatal.

Como ocurre con la vitamina D, los valores de vitamina C en sangre decrecen con la edad para una misma ingesta, por lo que es más importante alimentarse más frecuentemente con alimentos que lo contenga en personas de avanzada edad, cosa que no siempre ocurre en casos de dietas pobres en frutas y verduras, que ocurre con más frecuencia cuando nuestra dieta se aparta de la Dieta Mediterránea. Otras personas que tienen deficiencia más frecuente de vitamina C son los fumadores, según parece los compuestos absorbidos por los fumadores al fumar inhiben en parte la absorción de la vitamina C.

Podría parecer que, por su producción agrícola de frutas y verduras, España debería ser de los países con mayores niveles de vitamina C en la población, no obstante esto no es cierto, por ejemplo a nivel europeo, y como pasa con la vitamina D y la insolación, por el hecho de que dispongamos de un recurso en abundancia no significa que lo usemos. Según este estudio, a nivel europeo España se sitúa en valores intermedios-bajos, aunque altos comparados con otros países sobre todo Emergentes y del Tercer Mundo, no obstante en España hay parte de la población con niveles que pueden llegar a la deficiencia:



Como estoy comentando en todos los casos, la opción preferible es buscar los principios activos en los  alimentos y por ejemplo en esta tabla aparecen algunos que contienen en vitamina C de forma significativa:


Ni que decir tiene que la vitamina C es bastante inocua, hay varios preparados que se venden sin receta médica que la incluyen, y, como todo en la vida, los excesos no son buenos y esos excesos puede producir diarrea y cólicos y en muy altas dosis prolongadas otras complicaciones, aunque son más raras. Como siempre, consultar con un sanitario antes de tomar suplementos adicionales.

Hay una serie de autores que, en sus tratamiento tempranos de la Covid-19 recomiendan la vitamina C, por tanto desde el punto de vista riesgo/beneficio, no parece ninguna locura suplementar con esa vitamina, en prevención de una posible deficiencia y por los mecanismos beneficiosos antes descritos, sabiendo que no suele originar problemas de salud.


QUERCETINA

(Estudios clínicos usando Quercetina para tratar la Covid-19 que aparecen en esta web)

La Quercetina es una sustancia natural del grupo de los flavonoides que contienen algunos vegetales, como por ejemplo la cebolla, el ajo, manzana, pera, repollo, coliflor o brócoli, etc...

Desde hace mucho tiempo se conocen las propiedades beneficiosas de la Quercetina, entre ellas:

a) Propiedades anti-virales: en este artículo se describen multitud de ensayos in vitro y algunos in vivo donde se describen las propiedades antivirales de este compuesto con varios tipos de virus. Se han propuesto varios mecanismos por lo que la quercetina actúa como un anti-viral, como estos:


b) Como otros flavonoides la quercetina tiene fuertes propiedades anti-oxidantes, y como se detalla en ese artículo, favorece la eliminación de los Radicales Libres (ROS) los cuales tienen un efecto muy negativo en el curso de esta enfermedad.

c) Tiene una fuerte acción anti-inflamatoria, en este artículo se detallan los mecanismos de acción de esa acción anti-inflamatoria.

d) En el mismo estudio se indica la capacidad inmuno-moduladora de la quercetina

Todos estos mecanismos están implicados en el agravamiento de la enfermedad Covid-19, aunque esto de por sí no implica necesariamente que la Quercetina tenga un efecto significativo en la reducción de la gravedad de la enfermedad.

En este estudio se detallan los posibles usos terapéuticos de la quercetina, así como su perfil de seguridad. En cuanto a los mecanismos de acción positivos estarían:

En ese mismo estudio se analiza la posible toxicidad de ese compuesto, y puede verse en la siguiente tabla que incluso para dosis altas (por ejemplo de 1000 o 1500 mg/día) durante muchos días, no se detectó efecto tóxico alguno, los únicos efectos tóxicos detectados se obtuvieron cuando la administración fue por vía intravenosa, algo muy inusual y además en dosis muy altas:

En esta página web aparecen los ensayos clínicos publicados de tratamientos con Quercetina, y aunque son sólo 4 estudios y con relativamente pocas personas, lo cierto es que los resultados medios de los mismos dan una media de eficacia bastante alta (del 76%), en particular cuando se usan en las fases tempranas de la enfermedad, claro.

Dado que los resultados de los estudios son prometedores, aunque ciertamente pocos, y el buen perfil de seguridad de esta sustancia natural, parece que puede ser interesante el uso de un suplemento de este compuesto en las fases tempranas de la enfermedad en dosis bajas/moderadas, como se recomiendan en algunos protocolos, y normalmente asociada a los suplementos de vitamina D, Zinc, y vitamina C.

En cualquier caso, como siempre, consulte con un médico.


MELATONINA

(Ensayos clínicos de uso de Melatonina para tratar la Covid-19, sacados de esta web)

Entre las propiedades de la Melatonina que pueden hacerla beneficiosa en el tratamiento de la enfermedad Covid-19 están:

a) Tiene un fuerte efecto anti-inflamatorio conocido desde hace muchos años. Como hemos dicho la inflamación es uno de los mayores problemas de esta enfermedad.

b) Desde hace mucho tiempo se conocen sus propiedades anti-oxidantes y reducción de los radicales libres (ROS).

c) Propiedades inmuno-moduladoras, en particular reduciendo los efectos adversos de las citoquinas, cuya "tormenta", como hemos descrito antes, marca el inicio de la fase grave de la enfermedad.

d) Mejora del funcionamiento del sistema inmunitario a través de la recuperación de los ritmos naturales circadianos, es decir, la vuelta a "sincronizar" nuestro organismo con el ritmo de día y noche que forma parte de la adaptación de nuestro metabolismo y se ha detectado que tiene fuerte efecto en nuestra salud en general y en la inmunidad en particular, frenando la llamada inmunosenescencia, que es la reducción de la eficiencia del sistema inmunitario que sucede con el envejecimiento y que se observa en la mayor mortalidad de la enfermedad Covid-19 en pacientes de edad avanzada.

Debido a los mecanismos de acción descritos anteriormente y a la observación, en algún caso accidental, de una menor incidencia de la gravedad de la enfermedad en pacientes que tomaban Melatonina, desde los inicios de la pandemia se han realidad ensayos del uso de la Melatonina como tratamiento temprano y no tanto.

En el caso de España está este estudio retrospectivo realizados en el Departamento de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz, donde se analizó el curso de los pacientes que recibieron Melatonina en la 1ª ola de la pandemia, y aquellos que no la tomaron.
Los resultados del estudio indican los siguiente: 
"The melatonin group showed a much lower mortality rate (10.7% vs 23.7%) compared to the non-melatonin matched group, with an odds ratio of 0.39 (Table 1)". Es decir, el grupo que tomó Melatonina mostró una mucho menor mortalidad (10,7% frente al 23.7%) comparado con el grupo que no la tomó"

Esto significa una eficacia estimada en la reducción de la mortalidad del 54,8%, que aunque no es muy  muy alta no sería para nada despreciable, teniendo en cuenta que además no es un tratamiento temprano, sino que ese ensayo se ha realizado sobre pacientes hospitalizados que ya están en una fase más avanzada de la enfermedad.

Dicen los autores de la Fundación Jimenez Díaz al final del estudio:  "However, with no time to lose and given its safety profile and low cost, our data may help the clinician to consider the use of melatonin in COVID-19 patients.". Traducido al castellano: "de cualquier manera, sin tiempo que perder, y dado el perfil de seguridad y el bajo coste, nuestros datos pueden ayudar a los médicos clínicos a considerar el uso de Melatonina en pacientes de Covid-19"

Yo también creo que podría ser muy beneficios, y ahora hay más ensayos clínicos que cuando esos médicos escribieron la frase del párrafo anterior.

En esta web se recogen 9 ensayos clínicos del uso de Melatonina en el tratamiento de la Covid-19, que ya empieza a ser un número de estudios no despreciable, aunque en general los ensayos se han realizado con pocas personas, lo cual es una lástima, ya que, obviamente, los ensayos con más personas dan una idea más realista del impacto verdadero en la población; pero en general los resultados son bastante buenos, pues la media de eficacia, considerando todos los ensayos, es del 60%, y hay que tener en cuenta que la mayoría es de pacientes hospitalizados y sólo hay 1 de tratamiento temprano que indica una eficacia del 73%, aunque con pocos pacientes por lo que es difícil sacar conclusiones "fuertes"; no obstante las "señales" que indican estos estudios dejan ver que el impacto, a la hora de tratar esa enfermedad, puede ser muy positivo y varias asociaciones de médicos la ha propuesto.

La Melatonina, aunque es una hormona que segrega nuestro organismo en la llamada glándula pineal, también existe en animales, plantas y hongos, y algunos alimentos contienen pequeñas dosis de esa hormona, como las nueces, arroz, avena, maíz dulce, cerezas, plátano, tomates, etc..., aunque la mejor manera de recuperar los niveles de melatonina es con una adecuada exposición al Sol (que ya hemos dicho antes que es fundamental para la síntesis de vitamina D) y disminuir al máximo la exposición a la luz en las horas nocturnas, evitando las pantallas de los equipos electrónicos y el exceso de iluminación, aproximándonos al "biorritmo ancestral" de vida, bajo el cual nuestro organismo se ha adaptado biológicamente.

Como con los otros principios activos antes descritos, en el caso de tener síntomas de la enfermedad, podría considerarse un suplemento, siempre siguiendo el consejo médico, que es quien tiene que definir la dosis, por mi parte conozco a bastantes personas que usan un pequeño suplemento de Melatonina para dormir mejor, dado precisamente su muy buen perfil de seguridad.

En algunos protocolos de ensayos que he visto la Melatonina  se usa en tratamientos junto a la vitamina D, Zinc, vitamina C y quercetina.


ANTIHISTAMINAS (+ AZITROMICINA)

Hace unos pocos meses leí uno de los estudios sobre posibles tratamientos de esta enfermedad que más me ha sorprendido de todos los que he leído desde el inicio de la pandemia, por los extraordinarios resultados que obtuvieron estos médicos con el tratamiento empleado. Este 

El estudio, cuyo enlace es este, publicado en Abril de 2021, y que recoge la experiencia de 2 residencias de ancianos en Yepes (Toledo) al inicio de la pandemia, en los meses de Marzo y Abril de 2020, donde los médicos del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha que atienden en esas residencias decidieron tratar, de forma preventiva, a los 84 ancianos residentes con anti-histaminas (o anti-histamínicos como también se llaman) y a los que desarrollaban síntomas de la enfermedad, además con Azitromicina, pues bien, en toda esa terrible primera ola para las residencias de ancianos, de los 84 ancianos residentes, con edad media de 85 años, el 48% mayores de 80 años, muchos con otras serias complicaciones de salud; pues bien ni uno sólo falleció, y, lo que es aún más sorprendente, ni uno sólo de ellos necesitó ser hospitalizado, y además, según el ensayo de seropositividad realizado pasados esos meses el 100% de los ancianos eran sero-positivos en junio 2020, es decir, el 100% de los ancianos se habían infectado de SARS-Cov-2 pero ni uno sólo había necesitado asistencia hospitalaria y ninguno falleció con o de Covid-19, cosa harto extraordinaria, como todos sabemos.

Esto es lo que dice ese artículo en el resumen de los hallazgos: "The mean age of our population was 85 and 48% were over 80 years old. No hospital admissions, deaths, nor adverse drug effects were reported in our patient population. By the end of June, 100% of the residents had positive serology for COVID-19", que es básicamente lo que he descrito en el párrafo anterior.

Con las edades de esos ancianos, con el 100% infectados, en esa ola era de esperar que entre el  20% y el 25% de los ancianos tuviesen que ser hospitalizados, y probablemente el 10 - 15% del total fallecieran, es decir un número de hospitalizados esperables del orden de 15 -20 y un número de fallecidos del orden de 8 - 10 era lo que cabría esperar y era lo que ocurrió en las residencias donde la infección afectó a la mayoría de los ancianos residentes.

Tal y como aparece en el estudio, las complicaciones de salud de esos ancianos eran generalizadas, como se encuentran normalmente en esas instituciones con personas de tan avanzada edad, es decir, no se trataba de un grupo de personas mayores con condiciones físicas excepcionales en absoluto, sino lo esperable de personas de esas edades en términos medios, como puede verse en esta tabla:

Este es el esquema del protocolo usado en esos pacientes:

Como puede verse anteriormente el tratamiento se basó en anti-histaminas y azitromicina (que es un antibiótico curiosamente), además de enjuages nasales y gárgaras con bicarbonato sódico disuelto en agua para bajar la carga viral en las vías respiratorias altas (cosa que se repite en muchos tratamientos tempranos exitosos, aunque no con bicarbonato, sino con agua oxigenada diluida o povidona yodada diluida).

Aunque el uso de esa medicación se hizo en los inicios de la primera ola (Marzo-Abril 2020), el estudio no se ha publicado hasta Abril de este año (2021), y no me consta de más estudios sobre ensayos clínicos, en todo el mundo, de tratamiento de la Covid-19 que hayan implicado el uso de anti-histaminas, pero hay que tener en cuenta que un resultado tan espectacular, con una eficiencia del 100% en evitar muertes y hospitalizaciones, al menos a mí me parece que merece mucho la pena realizar más ensayos y con muchas más personas, para verificar si esta terapia puede ser tan buena como parece indicar ese único ensayo.

Evidentemente con sólo 1 ensayo, aunque tenga resultados tan espectaculares, parece un poco aventurado apostar por ese tratamiento; en cualquier caso si hay médicos que leen este artículo, desde aquí me gustaría animarlos a que lo ensayen, pues a sus compañeros de Toledo les fue extraordinariamente bien, y no creo que haya razones para pensar que han manipulado datos o que han realizado afirmaciones falsas, se trata de un artículo científico publicado en una revista científica de prestigio y este tipo de tratamientos pienso que puede salvar muchas vidas, por ejemplo en esa parte de la población, como son las personas de edad muy avanzada, que debido a la inmuno-senescencia desarrollan pocos anticuerpos con las vacunas.


IVERMECTINA

(Ensayos clínicos realizados con Ivermectina para tratar la Covid-19, en esta web)

El último compuesto como potencial tratamiento que voy a tratar es la Ivermectina, el único, aparte de los mencionados en el apartado anterior, que se vende con receta médica, aunque, como he dicho en repetidas ocasiones respecto al resto de los posibles suplementos nutricionales, recomiendo seguir las instrucciones de un médico si se pretende consumir en forma concentrada; pues bien en este caso es, además imprescindible contar con el asesoramiento de un médico ya que se trata de un medicamento que sólo se expide en las farmacias con receta médica.

Este medicamento ha despertado mucha controversia en el último año, la mayor parte de la cual no entiendo muy bien y, por tanto, no comparto, aunque, por supuesto, puedo estar equivocado al respecto. 

Como en el resto de compuestos que he comentado, se trataría de tener un "arma" más en el arsenal de la lucha contra esta enfermedad, no de sustituir ninguno de los tratamientos especificados, en particular se trataría de que forme parte de algún tratamiento temprano, que pueden ayudar a una enfermedad menos severa, cosa que, pienso, es fundamental.

La Ivermectina es un fármaco que se usa en el tratamiento de parásitos de varios tipos en los seres humanos y en los animales; en 2015 su descubridor, Satoshi Omura, fue galardonado, por el Instituto Karolinska, con el Premio Noble en Fisiología y Medicina por el descubrimiento de ese medicamento, el cual está en la lista de los llamados "Medicamentos Esenciales" de la OMS (Organización Mundial de la Salud):


Este medicamento fue descubierto por el doctor Omura a mediados de la década de los 70's del siglo pasado, extraído de unas bacterias del suelo, y desde entonces se la ha considerado una "medicina maravillosa" ("wonder drug") por su efecto extraordinariamente beneficioso en la vida de cientos de millones de personas en los países pobres, en particular de África, gracias a su uso, como medicamento de bajo coste y muy efectivo en el tratamiento de afecciones, producidas por parásitos, que causaban daños devastadores a las poblaciones, como la Oncocercosis (llamada "Ceguera de los Ríos") que ha sido causa de ceguera de millones de personas en las zonas donde el parásito que la causaba era endémico, y cuyo tratamiento indicado actualmente es la Ivermectina de forma profiláctica, y que en África se desarrolla, desde 1995, con el llamado Programa Africano de Control de la Oncocercosis (PACO, conocido con las siglas APOC en inglés), este programa suponía la distribución generalizada, en toda la población de las regiones donde la enfermedad es endémica, de un tratamiento con Ivermectina durante varios años en forma profiláctica, y se calcula en en todo el mundo se han suministrado del orden de 4.000 millones de dosis Ivermectina, con un perfil de seguridad, evaluado en los últimos 40 años, muy bueno, siempre que se use en las dosis prescritas claro.

En buena parte se trata de un medicamento muy económico porque su patente expiró en 1996, y por tanto hay formulaciones de muchos fabricantes (genéricos).

La primera detección de un potencial uso positivo del uso de la Ivermectina para tratar la Covid-19 se produjo en Francia, en una residencia de ancianos en el  condado de Seine-et-Marne, en la zona cercana a Paris, y fue por casualidad, como en tantos casos en la historia de la Medicina.

En esa residencia de ancianos el 6 de Marzo de 2020 se declaró un brote de sarna entre los residentes y sus cuidadores, y como está indicado en estos casos, los médicos que atienden a esa residencia recetaron un tratamiento con Ivermectina a un total de 117 personas. El primer caso de Covid-19 se presentó el 11 de Marzo de 2020, y en todo el período siguiente de confinamiento se detectaron 11 casos positivos en esa residencia, pero en todo el período que comprende desde ese 11 marzo hasta mediados de Mayo, no hubo ni hospitalizaciones ni muertes por Covid-19 en esa residencia, dato que sorprendió mucho a los médicos de la zona, pues en todas las residencias de la zona el efecto de la pandemia fue mucho peor y bastante devastador, las tasas de positivos fue del 22,6% y la letalidad de la enfermedad del 4,9%, siendo la tasa de hospitalizaciones aún mayor.

Dado la urgencia de encontrar rápidamente medicamentos que ayudaran a combatir la epidemia, sobre la que no se tenía estipulado tratamiento alguno, se iniciaron multitud de ensayos clínicos de este medicamento, una buena parte en países emergentes o del tercer mundo, y en general los resultados que detectaron fueron bastante satisfactorios, con algunas excepciones, claro.

Otro de los estudios observacionales que se hicieron a la hora de justificar el uso de este medicamento fue relativo al comportamiento de la pandemia en los países del África Subsahariana, donde, dado la precariedad de los sistemas sanitarios, la pobreza, el hacinamiento en muchas ciudades, etc..la OMS estimaba que sería el epicentro de la pandemia, el lugar donde la letalidad sería mayor con diferencia, sin embargo, curiosamente ocurrió y está, de hecho, ocurriendo todo lo contrario, para asombro de todo el mundo, empezando por los epidemiólogos.

Este estudio, del verano de 2020, llamado "Covid-19: El Enigma de la Ivermectina en África", analiza precisamente este fenómeno, comparando los datos de incidencia y fallecimientos por Covid-19 en los países Africanos que tienen terapias rutinarias con Ivermectina para toda la población (países PACO) y los que no lo tienen, y obtuvieron los siguientes valores:

La tabla anterior indica que en una población de 778 millones de personas de los países del programa PACO (Programa Africano para el Control de la Oncocercosis), al 23-10-2020 habían muerto un total 6.099 personas de Covid-19, es decir, una incidencia de 7,8 fallecimientos por millón, mientras que en los países africanos No-PACO de África la cifra era de 62 personas por millón, es decir casi 8 veces más muertes en países con características similares.


Otro estudio más reciente, de marzo de 2021 realizado por médicos de Japón, con enfoque similar, llegaron a conclusiones idénticas a las del estudio anterior, usando datos más precisos y recientes, la siguiente tabla es un resumen de los resultados obtenidos:

He marcado en rojo el dato más relevante y es que la mortalidad por millón por Covid-19 es del orden de 8,5 veces mayor en los países que no tratan a su población rutinariamente con Ivermectina, algo mayor de lo encontrado en el estudio que cité antes.

Todos los estudios y ensayos anteriores han hecho que se hayan realizado del orden de 64 ensayos clínicos de uso de Ivermectina para tratar la Covid-19, con un total de 26.485 pacientes entre ellos 32 ensayos del tipo RCT (Randomized Controlled Trials) que es el método de realización de experimentos y ensayos en el ámbito de la Salud,  que se considera aporta resultados más fiables.

Además de los ensayos clínicos se han publicado 119 estudios del uso de la Ivermectina, de ellos 77 de esos estudios publicados han sido revisados por pares (peer-review) y la gran mayoría arrojan resultados favorables al uso de la Ivermectina para tratar la Covid-19

Sólo de tratamientos tempranos se han realizado 28 ensayos clínicos, y la eficacia media de ellos es del orden del 68%, lo cual no parece nada despreciable.

En España, que yo sepa, se hizo un sólo ensayo piloto por la clínica de la Universidad de Navarra, y se reportaron resultados alentadores, se realizó con un número pequeño de personas y todas fuera de los grupos de riesgo de la enfermedad, y lo que detectaron fue una más rápida desaparición de la anosmia (pérdida de olfato), de tos, de carga viral y de anticuerpos IgG, lo cual son indicios de un efecto muy positivo, y los autores piden la realización de ensayos a mayor escala con grupos de mayor riesgo. No me consta que se haya hecho ninguno más.

En este artículo se describen los mecanismos de acción que estarían implicados en la efectividad del uso de la Ivermectina en el tratamiento de la Covid-19, entre esos mecanismos están: la acción antiviral directa, disminuye la capacidad de replicarse del virus, tiene acción anti-inflamatoria e inmuno-moduladora.

Por lo que he leído en los meta-análisis (estudios donde se analizan una gran batería de ensayos clínicos) y en general en la bibliografía, parece que la Ivermectina puede tener un impacto muy positivo en evitar una enfermedad más severa, por lo que no entiendo muy bien la frontal oposición a su uso para tratar Covid-19, dado el perfil de seguridad que tiene y los posibles beneficios; la verdad es que he buscado estudios de peso que aporten suficientes datos para descartar los que han dado resultados positivos y no los he encontrado, aunque puedo estar equivocado, claro.

Este medicamento, por supuesto, requiere prescripción facultativa en forma de receta médica, por lo que no debe tomarse fuera de esas prescripciones.


KITS DE TRATAMIENTOS TEMPRANOS DE ALGUNOS PAÍSES


Sólo a título informativo.

He visto publicado en internet en periódicos de algún que otro país, una serie "kits" de tratamientos tempranos que, aparentemente se entrega a la población a modo profiláctico, no tengo datos para saber la extensión de la distribución de esos kits ni del efecto real que han tenido en la reducción de casos severos, pondré los enlace a las noticias que los recogen, porque la verdad no tengo muchos más datos, aunque en general "cuadran" bastante con los compuestos que indico en este artículo.

Algunos ejemplos de esos kits:

a) Aparentemente el gobierno de Guatemala ha entregado kits de "tratamientos tempranos" para el Covid-19 que incluyen los siguientes productos:



b) En El Salvador también se han suministrado estos "kits" para el tratamiento temprano, lo que incluye esos kits en este país es exactamente lo mismo que el de Guatemala, más ibuprofeno.

Probablemente haya algún país más que no haya detectado.

Alguien dirá que son el tipo de países que uno no debería usar como ejemplo....Bueno no sé si será por esto, puede haber muchos factores implicados, es probable que esos kits no hayan tenido mucho que ver, y que haya otros muchos factores que han hecho que la enfermedad en esos países no haya producido muchos fallecimientos (pirámide de edad, incidencia de obesidad, etc...), pero lo cierto es que viendo las estadísticas acumuladas de fallecimientos por Covid-19, los países occidentales, sea por lo que sea, no pueden sacar pecho en absoluto, comparado con esos países:



CONCLUSIONES

En este artículo he tratado de describir lo que he ido leyendo y analizando sobre los llamados Tratamientos Tempranos de la Covid-19, con un propósito divulgativo, no como una propuesta de que nadie adopte o use uno u otro tratamiento, y siempre apostando prioritariamente por las medidas que la naturaleza nos provee para conseguir un estado de salud que pueda evitar una enfermedad más severa.

¡Salud y suerte a todos!