La Conversión de San Pablo



Hay historiadores y filósofos que defienden que el Cristianismo, en su origen, fue una consecuencia del devenir del pensamiento helenístico que influyó en el judaísmo, y uno de los argumentos más usados para sostener esa tesis es la figura de Saulo de Tarso (San Pablo), hombre letrado y versado en la filosofía griega, aparentemente mucho más culto, inteligente y sutil que el resto de los apóstoles.

Para estos autores San Pablo no sólo convirtió al Cristianismo en una religión Universal, abierta a todos los pueblos y razas (y no sólo a los judíos como así había sido hasta la predicación del "apostol de los gentiles"), sino que llegan a pensar que la articulación del mensaje cristiano es suya, creada por el propio San Pablo, como una especie de sincretismo helenístico-judaico, y por tanto que el cristianismo debe más a San Pablo que al propio Jesús de Nazaret.

No hay duda que con posterioridad, sobre todo a partir de los Padres Capadocios (Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa y Basilio el Grande), sí que se dió una aproximación del "lenguaje" cristiano a la terminología filosófica clásica y un cierto intento de analogía entre los sistemas anteriores de la filosofía clásica y los del cristianismo, llegando a Santo Tomás que es donde se produce el intento más claro de aproximación de ambos ámbitos de pensamiento (sobre todo a un cierto sincretismo con el aristotelismo). No obstante nunca se llega a producir esa aproximación una vez se analiza el fondo último del mensaje cristiano, pues contiene un modo de entender la vida radicalmente distinto al del pensamiento clásico, y yo diría de cualquier tradición anterior.

Volviendo a San Pablo, si se lee y medita detenidamente sobre el contenido del mensaje de Jesús, y también sobre los sucesos de la vida de San Pablo, queda meridianamente claro que el mensaje de Jesús (contrastado por otras fuentes) nada debe a la forma de pensar "griega" ni a la filosofía que esta forma de ver el mundo crea, y por supuesto no es una creación paulina.

Posteriormente trataré de construir una ficción para tratar de recrear mi visión personal sobre el cambio de "Visión del Mundo" que supuso el mensaje de Jesús en la mente de San Pablo
Siguiendo con la ficción, voy a suponer que el suceso principal de la conversión de San Pablo a la esencia del mensaje de Jesús no se produjo en la crisis del camino de Damasco (con la ceguera transitoria), sino, supondré que el viraje fundamental del pensamiento paulino se produjo en su predicación en Atenas, después del fracaso del Areópago, ante los grandes filósofos del principal centro del saber de la Antigüedad.

Mi personal visión de los sucesos ficticios que describo se enmarcan dentro del respeto y la verdadera admiración al contenido y a la belleza del mensaje cristiano, a la fascinación que para mí representa Jesús y la vida sencilla y admirable de los que han seguido, de verdad, su mensaje. Y en mi modesta interpretación de lo mejor de la herencia cristiana he tratado de construir una ficción coherente con la misma, que tenga visos de verosimilitud, espero que nadie se sienta molesto por la misma.
Se podrá argüir, con sentido, que el lenguaje y conceptos que, atrevidamente, pongo en boca de San Pablo, son "modernos" y de una índole alejada al del tiempo histórico de los inicios del cristianismo, no obstante, pienso que los problemas planteados, las reflexiones sobre los objetivos vitales y los modos de entender el mundo y la vida, la aproximación a los otros, creo que son reflexiones eternas y se repiten a lo largo de la historia desde que el hombre empezó a meditar sobre sí mismo y no terminará mientras queden seres humanos sobre la faz de la Tierra, sean o no cristianos, y en esta ficción pienso que hay motivos de reflexión para cualquiera que medite sobre su forma de obrar y estar en el mundo

Festugière recoge, en uno de sus ensayos, también una ficción sobre cómo debió ser el diálogo entre San Pablo y los filósofos del Areópago, yo me he permitido continuar esa reconstrucción ficticia depues de ese suceso, cuando San Pablo abandona Atenas y se dirige a Corinto tras su fracaso en el diálogo con los filósofos

Por que la experiencia de San Pablo en Atenas fue un completo fracaso, no consiguió la conversión de casi nadie y sus argumentos fueron criticados y probablemente duramente refutados, o incluso aplastados, bajo el peso imponente del edificio lógico de la tradición filosófica griega

El San Pablo que abandona Atenas lo presiento como un hombre derrotado, que se siente fracasado en su predicación al encontrarse con el muro argumental de los grandes filósofos atenienses. Llevado por ese dolor y fracaso lo veo retomando el camino de la duda, sobre su propia valía, y quizás, incluso sobre la veracidad del propio mensaje que había recibido en su conversión en el camino hacia Damasco

Imagino a San Pablo, en medio de su malestar, de la duda, meditando sobre el origen de su sufrimiento, y estos serían sus pensamientos (aquí comienza la ficción):

" Dios mío, ¿a qué viene esta duda, este dolor del alma?

¿Por qué parejo a este descontento conmigo mismo me sobreviene la duda sobre ti?

¿Quizás me estás hablando a através del fracaso y no te oigo...?

Me viene a la mente la frase del Ecclesiastés "Todo es Vanidad", hecha para que los hombres huyan del Mundo y busquen a Dios...

Pero, ¿y la vanidad de los que abandonan el Mundo y buscan a Dios?

¿Y si quizás todos no somos más que actores en busca de su personaje?

¿Y si el único propósito sea en el fondo el aplauso, la envidia o la estimación ajena?

Toda la vida como una Gran Comedia, cada uno subido en su propio escenario...

Por la noche, en la cama, antes de dormir, repasamos los diálogos, construimos los argumentos,
fabricamos las coartadas de nuestros actos, revisamos nuestro "papel" en la comedia del mundo, según la teoría que hacemos de nuestra valía ante los ojos ajenos

Porque, ¿que es lo que compra la riqueza, el oro?, sólo trozos de envidia o de aplauso o la voluble amistad de los arribistas. Y puedo entrever eso como el auténtico motor de la Historia
Pero ¿que hay de los que no buscan el oro y las riquezas?
En ellos ahí está, también, de reojo, la mirada inquisitiva del juicio ajeno, ahí están los otros...

El filósofo que construye sus argumentos en el sueño de la fama

El poeta que airea sus sentimientos, hasta los más sagrados, en la búsqueda insonme del halago, del aplauso y la gloria del Parnaso

¿Escribió alguien jamás para sí mismo?

Quizás todo viene de la infancia, del primer amor sentido, el de los padres
Para guiar su educación, los padres dosifican el afecto, lo hacen depender de los logros, en muchos casos se sutituye el amor por el juicio. Los niños, vienen al mundo con una deuda de amor en las venas, sedientos, acaban "comprando" el afecto, al precio del éxito, o de las obras, se inicia un comercio del sentimiento y este juego ya no acabará nunca

Perdido el sentido primario del afecto, sólo conserva su sentido el puro halago, como sucedáneo, envase vacío de la verdadera riqueza natural del ser humano

Toda nuestra conducta se orienta a la búsqueda febril de la auto-estima, que ya sólo conseguimos a través de la estimación ajena

Nuestro "bienestar" se orienta y depende de la teoría que nos hacemos de la mirada de los otros, así las depresiones, las desilusiones serían sólo traspiés en el escenario, sentidos como abucheos del "público" hacia nuestro "personaje". "Público" entendido como aquellos cuyo juicio apreciamos (a lo mejor unos pocos)

Ahora recuerdo a los sacerdotes del Templo, a los Sanedrines, llenos de arrogancia, sedientos de poder
Pero recuerdo también a otros que se decían "profetas", viviendo en la miseria, tenidos como hombres santos, viviendo entre los humildes, pero empeñados en condenar a los que no les seguían, ahora los veo henchidos en la vanidad de los que buscan la santidad para elevarse entre los mortales

¡Qué distinto a ellos suena ahora en mis oídos las palabras de Jesús, comparados con esos otros "profetas"!

Yo había buscado siempre la Fe y la Sabiduría como lo único que merecía la pena en la Vida

Pero, ¿qué es merecer la pena en la vida?

Ahora veo que busqué con ahínco la Fe y la Sabiduría para elevarme sobre los demás, para rellenar el hueco que le falta a mi vanidad, para seguir, con otro guión, La misma Comedia del Mundo
Incluso después de oir la voz de Dios, en el camino de Damasco, no escuché el verdadero fondo del ejemplo de Jesús

Ahora voy viendo claro por qué Jesús hablaba del Amor y sólo del Amor, por que Él apenas habló de otra cosa. Él nos muestra donde está el "oro" de la vida...

¿Por qué no habló de la Ley, de su obediencia, de la sola Fe, como hacían el resto de los profetas?

Porque Cristo, ¡Dios mío, ahora lo veo!, predicó La Bondad, y NO El Bien.
Por que El Bien está rodeado de una cohorte de propósitos ocultos, y demasiados desmanes se han cometido en el nombre del Bien
Por que la bondad es gratuita y nace del fondo del amor compartido que brota de nuestros corazones, no entiende de estrategias y no se mira en los ojos de la Gloria, como hace el Bien
Por que la bondad sólo puede ser patrimonio de los humildes, y por provenir del amor, es siempre verdadera y gratuita

Así Jesús en el ejercicio de la bondad, huía del "trigo" y buscaba la "cizaña", se rodeaba, según decían, de lo peor de las gentes, por que Él veía que en ellos abundaba la bondad sin sentido y sin propósitos

Ahora veo por qué el mensaje de Jesús es, para los judíos "escándalo" y para los paganos "locura". Sí, hay que sumergirse en su Santa Locura

Fui a Atenas lleno de la vanidad de mi sabiduría y de la Fe, para ser elevado entre los filósofos y los santos por la fuerza de mi sabiduría, de mi razón y de mi fe, y no entendía que el lenguaje de Jesús no hablaba el lenguaje de la Filosofía, no entendí el silencio de Jesús ante la pregunta del culto Pilatos "¿Qué es la Verdad?", y la respuesta muda de quien es el ejemplo...En cambio yo quise contestarla con mi pensamiento, con mis palabras, ¡necio!

Ahora, camino de Corinto, quiero desprenderme de la máscara, del ropaje que me ha rodeado toda mi vida, y, con toda humildad, repetir el verdadero mensaje de Cristo:

" Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombre y de los ángeles, sino tengo amor soy como campana que resuena o como platillo que retiñe
Y aunque tenga el Don de profecía y sepa todos los misterios y toda la ciencia, y tenga toda la Fe,
en forma que mueva montañas, sino tengo amor, nada soy...
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, sino tengo amor, no me sirve para nada
......
En una palabra, ahora existen tres cosas: la Fe, la Esperanza y el Amor, pero la más grande de todas es el Amor"

(Carta a los Corintios I-13)


EPILOGO:

He tratado de reproducir mi interpretación de la radicalidad del pensamiento cristiano, tan alejada de toda tradición anterior, su hermosa "locura", tan fascinante como utópica, podríamos tacharla de infantil, pero ¿no será acaso como dice San Pablo en esta misma epístola?: "Cuando era niño hablaba como un niño, pensaba y razonaba como un niño. Pero cuando me hice hombre dejé de lado las cosas de niño. Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas..."
¿Y si a lo mejor, los niños somos todos nosotros...?