Mitología e Historia (II): El Heroe y su Cultura


He tratado anteriormente en otros posts sobre las diferencias en la "visión del mundo" del ámbito "católico" y el "protestante" y las consecuencias que han tenido en diferentes aspectos del devenir histórico; y ahora me propongo ahondar un poco más en ese estudio de las diferencias y como estas se plasman arquetípicamente en el universo "heroico", es decir, en la conformación de los "héroes".

Por que los "héroes" recogen el conjunto de "valores" que son propios de la cultura (Max Scheler) que los conforman y decriben magníficamente, los modelos, la ética intrínseca de las sociedades y son, por así decirlo, como el "sueño" de las culturas, el lugar común de los deseos y aspiraciones de los miembros de la sociedad, y que se manifiestan a la luz de cada modo peculiar de entender el mundo

No trataré aquí de analizar los héroes que aparecen en los Textos Mitológicos o las Sagradas Escrituras de las religiones, pues es labor de personas mucho más eruditas que yo y de estudios exegéticos más completos. Lo que pretendo es llegar al aspecto mítico que se refleja en los héroes que se crean día a día, como son los de la ficción cinematográfica o los de la literatura.

Por que el hombre produce sus mitos, su mitología, cada día, y el término "Mitología" no indica un algo muerto, no son sólo las creencias fundacionales de las religiones, sino que es algo vivo, que las sociedades construyen contínuamente y es el espejo donde se ven reflejadas, o más bien donde les gustaría verse reflejadas, las sociedades y los miembros que las componen. Y, por tanto, tienen un fuerte impacto en la forma en que las sociedades construyen su devenir, su historia.

Porque los mitos lo impregnan todo, en cada película, en cada periódico, en la forma de los ensueños personales.
Ya una vez lo escribí:" ...la vida es algo que se vive, mitad soñando, mitad dormido..." Todo es, pues, de alguna forma, Mitología

Cuando uno entra en una sala cinematográfica a ver una película de Hollywood, de las comerciales, cuyo argumento normalmente está basado en las vicisitudes de uno o varios "héroes"; uno puede seguir la estructura absolutamente maniquea de la trama, uno asiste a como el "héroe" en manifiesta inferioridad de medios, todo bondad y ternura con los suyos, va superando los tremendos obstáculos y peligros a los que le someten los "malvados", gentes éstas últimas sin ningún tipo de ética, entregados al puro ejercicio de actos inmensamente reprobables, y para los que la trama presenta con unos niveles de abyección tales, que no quepa el mínimo deseo de perdón o lástima hacia ellos, por parte del espectador, cuando, llegado al cénit de la acción, nuestro héroe consiga llevar a cabo la tan esperada carnicería, el exterminio y la destrucción de los malvados, en la forma a cual más ignominiosa e implacable para con los vencidos

Es muy típica la escena en que el "héroe", en su manifiesta bondad intrínseca, trata de perdonar la vida al líder de los "villanos", pero esta "debilidad" de la bondad del héroe, es aprovechada por el villano para intentar acabar con la vida de nuestro héroe por la espalda, aunque, finalmente, es el héroe, o algún otro héroe amigo, el que acaba con la vida del malvado, y todo el mundo respira tranquilo por la "justicia exterminadora" realizada al fin (se espera que el héroe viva con la misma intensidad con que se espera que el malvado muera)

En el desarrollo de la trama, nuestro héroe está como "predestinado" al triunfo sobre el "Mal", va superando de forma quasi-milagrosa los inmensos obstáculos que se le presentan, hay como una "mano de Dios" que va guiando la acción para que al final triunfen los "justos" y los "réprobos" sufran el merecido castigo sin posibilidad alguna de perdón o compasión

Lo descrito anteriormente, válido para el cine de Hollywood, es la descripción, casi punto por punto, de la raíz del mito "predestinacionista" de raíz protestante, más fuerte en la versión Calvinista que en la Luterana. En ella, como ya he descrito varias veces con anterioridad en otros posts, se afirma que hay una división sustancial entre los seres humanos, entre aquellos que están "justificados" (los "justos") por El Creador desde el mismo Principio del Tiempo, y aquellos que han sido irremediablemente condenados, por el Supremo Juez, también desde el mismo inicio del Todo (los "réprobos"), que no pueden hacer nada para cambiar su condición, pues el obrar bien (la justificación por las obras) no sirve de nada, y es sólo una MANIFESTACION del estado de bienaventuranza, y NO la manera de cambiar los designios de Dios. Los réprobos, despreciados y condenados por el mismo Dios, origen de la bondad y de la Etica, no son intrínsecamente merecedores, pues ni del perdón ni de la caridad.
De ahí el origen de la "meritocracia" y el "darwinismo social" norteamericanos (que no el darwinismo biológico, del que reniegan), pues el "éxito" se interpreta como un síntoma de pertenecer al grupo de los bienaventurados, y es un atentado contra los designios de Dios intentar cambiar el destino de los fracasados (losers, palabra tan americana). Allí continúa pendiente el proporcionar asistencia médica a millones de pobres, abandonados a su suerte, por que darles esa asistencia o una mayor protección social va contra los "valores americanos" antes descritos, que se interpretan ni más ni menos que con los designios "divinos"

Por todo ello veo una relación inmediata y coherente entre la manera en que está constituido el mito "predestinacionista" y la trama y estructura de las películas de Hollywood, que representan la victoria del héroe "predestinado" y el justo castigo infligido a aquellos despreciables "réprobos", para los que no cabe ni debe haber la mínima compasión, lástima o perdón

La Historia que han escrito los historiadores de estos pueblos "predestinacionistas", como "representación" de su mundo, está escrita en las mismas coordenadas, con las mismas "gafas" ideológicas, impregandas de idéntica cultura y forma de ver el mundo.

Las masacres, el exterminio de los indios norte-americanos (hombre, mujeres y niños), con su infinita inferioridad tecnológica y de recursos, se han tomado como material para la construcción de una magnífica epopeya heroica, donde se presenta a los "salvajes" como bestias sanguinarias con las que hay que acabar a toda costa. Este y no otro es el Mito Fundacional de los EEUU

Con posterioridad a esto, todas las guerras, todos los desmanes cometidos, han sido descritos en los términos de una inmensa batalla entre el "Bien" y el "Mal" (como el reciente "Eje del Mal"), donde los justos prevalecen y acaban con los malvados. Por que los EEUU son el nuevo "Pueblo Elegido", con su "Destino Manifiesto", detentadores absolutos de la Justicia y la Verdad, que manan del mismo Dios
Han construido un auténtico Mesianismo moderno, que hunde sus raíces en la vuelta al Antiguo Testamento que mira sobretodo a la Onmipotencia divina, más que a la Caridad, que es el tema central del Nuevo Testamento
¡Qué diferencia cuando se compara con la temática de las películas españolas o italianas! ¿Casualidad?¿"Idiosincrasia nacional"? (forma esta última de no decir nada)

Pienso que el mito "arquetípico", aquel que representa el núcleo fundamental de los mitos "católicos", y cuyas variantes se van repitiendo a lo largo del tiempo en la literatura y en el cine, no es otro que "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha".

La razón de su "universalidad", de su fuerza, radica en que resume, representa, como ninguno, al tipo de héroe de nuestro ámbito, y no puedo evitar ver su presencia repetida una y mil veces en la literatura y en el cine; en éste último desde, por ejemplo, "El Tigre de Chamberí", hasta el reciente "El día de la Bestia"

Es curioso como está construido el mito de Don Quijote, pues, se basa, ni más ni menos que en la destrucción del mito predestinacionista; ya que, en un principio, Don Alonso Quijano pretende seguir las mismas pautas heroicas de los héroes predestinados a la gloria, y en su percepción interna, nuestro héroe no abandona nunca (sólo al final) la certeza en su destino heroico, pero es el narrador, como heraldo de la realidad, en sus descripciones y con la construcción del pensamiento y obra de los otros personajes, el que arrasa el mito, el que lo desplaza desde el heroismo, hacia la comicidad y el ridículo.


Es el narrador el que descubre el mecanismo interno de la realidad, las reales motivaciones de los hombres, las diferentes naturalezas humanas, cuando se ven confrontados a ese fenómeno tan singular como es el heroismo ciego, extraño y desinteresado de Don Quijote

Guarda, Cervantes, la ternura infinita de un padre hacia su hijo, hacia ese niño grande que es Don Quijote, envuelto en los delirios de grandeza, que a veces acompaña a la infancia, que se ven luego destrozados por la realidad adulta, aunque en el caso del Quijote, ni siquiera la dura realidad consigue sacarlo de su ensueño mágico, de su locura, de una "hybris" que no llega ni a enfurecer a los dioses, pues sólo alcanza a despertar las risas de los que asisten a las pretendidas hazañas.

Porque en el Mediterráneo se dá la conversión del "héroe trágico" de la Antigüedad (griega), al "héroe tragi-cómico" de la Modernidad, a la infinita sucesión de "Quijotes" que salpican la literatura y el cine español y el italiano (en menor medida, también el francés), hechos de las viviencias de los fracasados, historias de "losers", de perdedores, pero que guardan en su interior la fuerza de los héroes trágicos primitivos, con su efecto de "Catarsis" sobre el espectador, que vé reflejarse, en la película, la realidad de sus propios sueños y de sus caídas, y que queda curado por el efecto mágico de la risa, del humor, aquello que consigue "quitar hierro" a la realidad, que consigue hacer a la vida digna de ser vivida, a pesar de los fracasos y de la adversidad, por que la risa consigue la relativización de los hechos, arrasando la "Importancia"

La construcción de los héroes mediterráneos (católicos) guarda la ausencia de todo maniqueismo de origen, los personajes son "humanos", y todos tienen pulsiones morales tanto positivas como negativas, abundan en el caracter de nuestros héroes, un fondo de picaresca, pero que no llega demasiado lejos, y en los personajes más negativos se revelan sus motivaciones que son también humanas y comprensibles, nada comparable al caracter "intrísecamente perverso" de los "malos" de las películas heroicas yanquis

El ámbito católico está lleno de héroes que (como Quevedo) son grandes pecadores y grandes arrepentidos, llenos de debilidades y de caídas, pletóricos del "Libre Albedrío", pero que aspiran al perdón, y a la caridad del mensaje cristiano. Lejos del "Servo Arbitrio" que clamaba Lutero al referirse al caracter "perverso y corrompido" de la naturaleza humana, donde el "libre albedrío" sólo podía conducir a la más abyecta tendencia al pecado; son los "puritanos" y su profunda enemistad con la Vida

En el mito católico también está la fascinación por la humildad, por los humildes, por los Sanchos Panza, que retienen la sabiduría de origen del pueblo (opuesto al engreído saber erudito), con su visión pragmática de la vida, pero llenos de una bondad natural, ciega y sin dobleces, a pesar de la dureza de sus vidas. Y son los poderosos, los "ganadores" (winners) los que se llevan la peor parte del discurso, son los más alejados de la Ética y de la bondad. Todo ello herencia del mito católico (cristiano) de origen, descrito en las Bienaventuranzas

En el mundo eslavo (ortodoxo), vemos el mismo tipo de héroes que en el Mediterráneo, aunque más trágicos, más fatalistas aún y sin el componente cómico de nuestros héroes. Basta, para cerciorarse de ésto, con leer las obras de los grandes escritores rusos del pasado: Chejov, Tolstoi, Dostoyesvski, Gogol, Turgenev, etc..
Es preciso recordar que el cristianismo ortodoxo sólo se diferencia del católico en la fórmula (controversia) del Filioque del credo Niceno (asunción de que el Espiritu Santo procede sólo del Padre en el ámbito Ortodoxo, y del Padre y el Hijo en el ámbito Católico), el resto de la doctrina es idéntica y comparte exactamente la misma herencia teológica que el catolicismo

No comparto el argumento (tan querido por algunos historiadores marxistas) de que la construcción de los héroes de la ficción literaria o cinematográfica sean consecuencia de una manipulación organizada por los poderosos, pues eso no explica su variedad; así si la fórmula del héroe yanqui es la más adecuada para el control de las masas, ¿por qué no se ha impuesto en nuestro ámbito?¿acaso no había escritores y productores amigos del poder?¿Está demostrado que el fatalismo "católico" es menos apto para el control, para adormecer a las masas, que el heroismo infantil yanqui?. No, cada cultura genera sus mitos, y los poderosos de esas culturas están completamente impregnados de ellos, como el resto de la sociedad, y es en ese ámbito donde se sienten cómodos y seguros, por lo que no se trata de "diseñar" nada con el exclusivo objetivo del "control", porque, de hecho, no funcionaría (el ejemplo del mito de la supremacía racial que trató de imponer Mussolini en Italia a imagen y semejanza de Alemania, es un claro ejemplo de una aculturación burda, y completamente fallida)

La construcción, la forma de estos mitos no son tampoco una consecuencia de los fracasos o de la decadencia de las sociedades, así en el caso español, cuando Cervantes escribió El Quijote, aún no estaba el imperio español ni mucho menos en decadencia (Cervantes murió en 1616). Y en el caso del Imperio Ruso, en el siglo XIX, cuando la literatura rusa alcanza su cénit, ese imperio estaba en su fase de máxima expansión y aún no había sufrido el pueblo ruso las tremendas catástrofes de la primera mitad del siglo XX (1ª Guerra Mundial, Revolución, Guerra Civil, purgas estalinistas y 2ª Guerra Mundial), que pudiesen explicar esa tendencia al fatalismo. ¿Y que decir del "Pueblo Elegido" judío?¿puede sostenerse que la creencia judaica en ser los preferidos de Jehova se basa en su feliz historia?. No los mitos no se construyen según los sucesos históricos, sino a la inversa...

Creo que queda mucho por decir alrededor de la mitología, pero sirva esta breve exposición para avivar la reflexión y la discusión alrededor de estos asuntos, que son más importantes de los que podría pensarse

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