"Félix Guattari imaginaba una ciudad en la que cada uno podía salir de su departamento, su calle, su barrio, gracias a su tarjeta electrónica (dividual) que abría tal o cual barrera; pero también la tarjeta podía no ser aceptada tal día, o entre determinadas horas: lo que importa no es la barrera, sino el ordenador que señala la posición de cada uno, lícita o ilícita, y opera una modulación universal”.
(Post-Scriptum sobre las Sociedades de Control, Gilles Deleuze, 1990)
INTRODUCCIÓN
Los acontecimientos que nos rodean pienso que no han hecho más que acelerar una tendencia subyacente de nuestra civilización, y dentro de ella de las tecnología que ésta ha desarrollado, y esta misma aceleración cuyos efectos se hacen cada vez más a la vez visibles e inquietantes, al menos para mí y muchos que piensan como yo; es lo que me impulsa a hacer una reflexión sobre las teorías del Poder de Foucault y su amigo Gilles Deleuze, y su relación con la actualidad. Uso también, en buena parte los temas tratados por Lewis Mumford en sus escritos, donde aborda lo que el llama La Civilización de La Máquina.
Para empezar creo que debemos describir un poco los diferentes tipos de "sociedades" según las tesis de Foucault, que las divide en Sociedades de Soberanía y Sociedades Disciplinarias, y aunque ya Foucault veía que el modelo de Sociedades Disciplinarias estaba entrando en decadencia (murió en 1984), es Gilles Deleuze el que comienza a usar el término Sociedades de Control para describir los nuevos mecanismos de actuación del poder en la sociedad, lo cual expuso en su famoso ensayo "Post-Scriptum sobre las Sociedades de Control" que publicó en 1990 (Gilles Deleuze murió en 1994)
LAS SOCIEDADES DE SOBERANÍA Y LAS DISCIPLINARIAS
“Las viejas sociedades de soberanía manejaban máquinas simples, palancas,
poleas, relojes; pero las sociedades disciplinarias recientes se equipaban con
máquinas energéticas, con el peligro pasivo de la entropía y el peligro activo del
sabotaje; las sociedades de control operan sobre máquinas de tercer tipo,
máquinas informáticas y ordenadores cuyo peligro pasivo es el ruido y el activo la
piratería o la introducción de virus. Es una evolución tecnológica pero, más
profundamente aún, una mutación del capitalismo”
(Post-Scriptum sobre las Sociedades de Control, Gilles Deleuze, 1990)
La teoría de Foucault sobre los diferentes tipos de sociedades que él identifica, quedan expuestos en su libro "Vigilar y Castigar" (1975) y en sus lecturas del Collège de France recopiladas en "Defender la Sociedad, curso en el Collège de France (1975-1976)".
En ellas Foucault trata en primer lugar de las antiguas Sociedades de Soberanía, de origen medieval, herederas, en buena parte de un ciclo previo de violencia, violencia fundadora de su legitimidad (los nobles-guerreros), avalada por un orden trascendente (religioso-cristiano) estamental, donde, en palabras del propio Foucault su poder se basaba en "hacer morir y dejar vivir"; queriendo indicar con ésta fórmula que estas sociedades, que de algún modo ahora consideraríamos "primitivas", los poderosos ejercían su acción de dominación sobre la capacidad/amenaza de "dar muerte", pero en lo relativo a los otros aspectos de la vida, la organización de la vida doméstica, la organización en buena parte del trabajo, las herramientas, los conocimientos, los pensamientos últimos que no llevan a la acción contra el poder, el cuerpo, etc... todo eso quedaba al margen del interés del poderoso, sea éste un noble o un rey.
Estas sociedades se basan en el pacto "Hobbesiano" (teoría del Leviatán de Thomas Hobbes) de que es gracias al sometimiento al poder del soberano como terminan las luchas exterminadoras fratricidas que son características del estado "natural" del Hombre, homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre) que decía este autor.
El comportamiento de los poderosos en las Sociedades de Soberanía guarda un poco semejanza con sus antepasados de origen, y la extracción de riqueza de sus súbditos recuerdan al "saqueo" primordial; en realidad los poderosos no están interesados tanto en cómo se realiza la producción, y la forma en que viven sus súbditos como en el fruto de ese trabajo y las correspondientes demandas de reconocimiento de su autoridad y legitimidad, expuesto en los rituales de vasallaje medieval o las aclamaciones públicas y festejos en su honor, así como en las coronaciones, bodas, nacimientos de hijos y otras celebraciones de los reyes, donde los súbditos se vuelcan en manifestar su adoración por los monarcas.
Por ejemplo en el asunto de la administración de justicia es propio de las Sociedades de Soberanía el uso del suplicio público, porque el delito es una alteración de un orden estamental "sagrado", sancionado por la ley, la religión y la costumbre que debe ser expiado con sufrimiento.
En las Sociedades de Soberanía los juicios se realizan en privado y las ejecuciones en público, en cambio en las Sociedades Disciplinarias los juicios son públicos y las ejecuciones se hacen en privado, ya que las Sociedades Disciplinarias dependen mucho más de la continua reafirmación de la legitimidad de los actos que en las Sociedades de Soberanía, donde esa legitimidad está basada en la tradición y no requiere una continua reafirmación del "contrato social".
Por otro lado, como he comentado antes, en las Sociedades de Soberanía el control de los detalles de la vida de los súbditos era muy laxo, el noble estaba interesado principalmente en la colecta de impuestos o beneficios y era manifiesto su desdén sobre los "asuntos mundanos" como son aquellos relacionados con la producción y el comercio, y en general todo aquello que no fueran las actividades relacionadas con la guerra o la caza y en general las gestas de honor (duelos, torneos, etc...) o la política de las familias (poder). Esto hacía que, en general, el control sobre la vida de los súbditos fuese poco intenso. La vida en las comunidades campesinas transcurría, en buena parte, a criterio de los campesinos, en cuanto a la organización de las labores, los sistemas de cultivo, las herramientas, las técnicas, y por supuesto en cuanto a la organización de la vida privada, la crianza de los hijos y las relaciones humanas en general, por supuesto siempre dentro de lo requerido por la Iglesia y la "dignidad" de los nobles y el monarca.
Con el advenimiento del comercio, tanto a corta como a larga distancia a finales de la Edad Media y sobre todo en el Renacimiento, que trae consigo el incremento de la economía monetaria, el modelo de las Sociedades de Soberanía empieza a entrar en una crisis cada vez mayor, ya que las necesidades de mayores recursos en forma de dinero, obligan a los nobles, que quieren conservar los signos externos de su "alcurnia" a "apretar las tuercas" a los súbditos, modificando los usos y costumbres ancestrales, los acuerdos tradicionales con los campesinos; y combinado con el ascenso de los estados nacionales fuertes siempre necesitados de dinero para la expansión colonial y las grandes campañas militares a través de la deuda; todo lo cual conllevará a la larga serie de sangrientas revueltas de campesinos como en Alemania en 1525, que se prolongan en Europa hasta finales del siglo XVII, alcanzando su cénit devastador en la década de 1640 por toda Europa.
Ya Oswald Spengler describió esta misma fase de "la Gran Guerra del Dinero contra La Sangre" en su texto "La Decadencia de Occidente", relativo a como ese triunfo del dinero ocurre en todas las civilizaciones en determinados períodos de su desarrollo. Dice Spengler:
En la historia económica de cada cultura corre un conflicto desesperado librado por la tradición arraigada en el suelo de una raza, por su alma, contra el Espíritu del Dinero. Las guerras campesinas del comienzo de un período tardío (en el Mundo Clásico, 700-500 a.d.c., en Europa Occidental, 1450-1650, en Egipto, al fin del imperio antiguo) son la primera reacción de la Sangre contra el Dinero, que extiende su mano desde las ciudades sobre el suelo fértil. […] El Dinero apunta a movilizar todas las cosas. La economía mundial es la economía actualizada de los valores que se han separado completamente de la tierra, y hechos fluidos. El pensamiento monetario clásico, de la época de Aníbal, transformó ciudades enteras en monedas, y poblaciones enteras en esclavos, convirtiéndose así en dinero que podía traerse de todas partes a Roma y ser usado desde Roma como un poder.
La victoria del Dinero fue total, con el aplastamiento sangriento de toda disensión, no hubo el mínimo acuerdo y es a partir de entonces cuando comienzan masivamente los llamados "Cercamientos del Común" ("Enclosures" en inglés), que son el origen de la acumulación bruta de capital mediante la desposesión de esos bienes comunales y que conformará la base para el desarrollo del capitalismo industrial posterior.
Como analicé en otro artículo, en parte usando las tesis de Max Weber, indudablemente la Reforma Protestante ayudó en todo ese proceso de cambio social, al, de alguna manera, "bendecir" el éxito económico como señal de pertenencia al grupo de los "elegidos", en particular en el calvinismo; aportando los fundamentos de legitimidad social a todo este cambio masivo en la sociedad.
En la nueva era que se abre con el ascenso de la economía monetaria, del Dinero, cuya clase más favorecida es aquella que llamamos "burguesía", hace que el modelo de las Sociedades de Soberanía vayan entrando progresivamente en crisis, tanto desde el punto de vista del control económico como, más tarde, en el político, hay que entender la Revolución Gloriosa de Inglaterra en 1688 como la primera de las grandes revoluciones que entregará el control político a la burguesía en detrimento de la antigua nobleza de sangre, y esto continuará en el tiempo con la Revolución Francesa y las sucesivas Revoluciones Liberales del siglo XIX, siempre acompañadas de una "desamortización" de los bienes tanto eclesiásticos como comunales, es decir, la privatización de las propiedades comunales tradicionales con la generalización de las leyes "de Cercamiento" (Enclosures).
La nueva economía monetaria se rige por criterios de eficiencia, es necesario, por tanto, mejorar los procesos, las actividades económicas, siempre impulsados por el afán de mayores ganancias y por la generalización de las deudas, que actúan como "la zanahoria y el palo" en todo el proceso de crecimiento económico; y es en este ambiente de búsqueda creciente de la mayor eficiencia posible que comienzan a aparecer, de forma más definida, los rasgos de las Sociedades Disciplinarias, donde el control de la vida de las personas se hace mucho más profundo que en las anteriores fases de la Historia, pues ahora el empresario o sus delegados, gestionan con detalle todo el proceso de producción o comercialización. Ya no se trata del noble en su castillo ocupado en sus "juegos de honor", sino del astuto propietario que busca el mínimo resquicio para incrementar sus ganancias, usando todos los recursos a mano con la mayor eficiencia posible y en muchos casos de forma implacable, y los principales recursos de la época, por supuesto eran las personas, a las que se les comienzan a organizar los horarios, los útiles y herramientas, los sistemas de trabajo, etc...que ya no son de propiedad comunal, sino que tienen un dueño.
Aunque el tránsito de un tipo de sociedad a otro es muy complejo, irregular y nada homogéneo, podemos decir que el ascenso definitivo de las Sociedades Disciplinarias se produce con la Revolución Industrial, donde se hace más necesario que nunca "acoplar" al Hombre a La Máquina, y para conseguir ese "acoplamiento" eficaz es preciso modificar/regular/disciplinar a los seres humanos para que puedan adaptarse o yo diría que "tolerar" la nueva forma de producción.
Dice Andrew Ure, médico y teórico del desarrollo económico en 1835 en su libro "La Filosofía de las Fábricas":
"Idear y proporcionar un apropiado código de disciplina del trabajo en la fábrica, adecuado a las exigencias de la automoción, fue la empresa hercúlea, la espléndida realización de Arkwright [inventor de la máquina hiladora continua]. Incluso actualmente, cuando el sistema se ha organizado perfectamente y su labor simplificado hasta el máximo, es casi imposible convertir a personas que han pasado de su pubertad, ya procedan de ocupaciones rurales o artesanas, en útiles obreros de fábrica. Después de luchar durante un espacio de tiempo para dominar sus descuidados e inquietos hábitos, terminan por renunciar espontáneamente a su empleo o por ser despedidos por sus patronos en razón de su falta de atención al trabajo." (el resaltado en negrita y subrayado es mío).
Lo que describe Andrew Ure, en el párrafo anterior, explica porqué fue, en parte, una necesidad de la tecnología establecer la forma que adquirirá uno de los pilares básicos de la Sociedad Disciplinaria, como es la Escuela Infantil, pues como indica Ure, aquellos que han vivido hasta la pubertad en el seno del medio rural, en las formas de vida y organización del trabajo tradicionales de las Sociedades de Soberanía, no soportan el trabajo fabril (estamos hablando de las primeras décadas de la Revolución Industrial), no soportan el sistema de horarios rígidos, las demandas de absoluta concentración en un trabajo monótono durante muchas horas, la represión de las necesidades corporales de todo tipo, la aceptación de una disciplina férrea, una jerarquía indiscutida, la monotonía de los gestos, el absoluto aburrimiento, el ambiente industrial contaminado y degradado, etc....Es decir, una vez pasada determinada edad sin una educación infantil "adecuada", el Ser Humano no tolera acoplarse a La Máquina, incluso si eso supone el hambre y la miseria más abyecta, simplemente no lo soporta, ni física ni mentalmente.
La escuela infantil disciplinaria masiva, en buena parte (sé que estoy simplificando bastante el proceso), fue una necesidad del sistema debido a los cambios tecnológicos en la producción y también en el ámbito militar, que hacía necesario establecer una férrea disciplina desde la primera infancia para conseguir el acoplamiento "correcto" Hombre-Máquina requerido para el funcionamiento de los nuevos sistemas mecánicos, tanto en la fábrica como en los campos de batalla.
Algunos de los objetivos de estas escuelas eran:
a) Acostumbrar a los niños pequeños a largos horarios inflexibles durante todo el año, independiente de la estación, del tiempo meteorológico y de su estado físico y/o anímico en un lugar cerrado entre una multitud de sus iguales lejos de las personas con vínculos familiares o afectivos.
b) Conseguir que los niños pequeños estén completamente quietos, en su sitio, sentados, en absoluto silencio, alineados en sus sillitas, prestando atención incluso a temas completamente ajenos a su interés, aburridos, reprimiendo los más básicos impulsos naturales de la edad, muy útiles luego en los monótonos trabajos que harán en el futuro o en su futuro desempeño, como soldados, en los campos de batalla, donde se pide que acaten, sin rechistar, órdenes que en ocasiones pueden ser simplemente suicidas.
c) Aceptación incondicional, desde muy pequeños, de una autoridad ajena al ámbito familiar, que podía administrar los castigos a su antojo, sin que nadie rechistara ni los protegiese. Acostumbrarse, pues, a los castigos, administrados por extraños, de forma rutinaria y al criterio, más o menos arbitrario, del maestro (jefe). Aprendizaje muy necesario tanto en la fábrica/taller/oficina, como en el ejército.
d) Pasar por un continuo sistema de exámenes de capacitación, en buena parte memorísticos, que les obligue a seguir estudiando fuera del horario escolar para adquirir una disciplina de trabajo ampliada, durante casi todo el tiempo de vigilia, relegando el juego a algo muy secundario. Hay que aceptar, en todo momento, una autoridad externa, abstracta y todo-poderosa que juzga cada acto. Hay que obedecer en todo, y aceptar no sólo sin rechistar, sino de corazón, la vida como una larga serie de obligaciones a cumplir dictada por los mandos y líderes que en su momento se asigne a los individuos, por irracional, en algunos casos, que pueda parecer.
e) Acostumbrarse a una actitud pasiva en el aprendizaje: el maestro expone los temas y hay que aprenderlos tal cual, se entiendan o no, se tenga una idea de sus implicaciones, de su necesidad o importancia o no. El saber es algo que viene definido, con todo detalle, desde arriba, por sabios pluscuamperfectos y lejanos, inaccesibles, que dictan qué es aquello que es conveniente conocer y qué no; el resto, los conocimientos que pueden aprenderse fuera de la escuela, en su mayor parte, son supersticiones y majaderías inútiles que hay que olvidar pronto. Todo lo que figura en un libro de texto o que proclaman las autoridades, es necesariamente cierto y hay que tomarlo como tal al pie de la letra.
En realidad, en esas primeras fases del despliegue de las escuelas infantiles y para la mayoría del "pueblo llano", lo relevante son los aspectos relacionados con la "disciplina" respecto a los del aprendizaje en sí; si bien es cierto que cada vez va adquiriendo mayor relevancia saber leer y escribir aunque sea precariamente, y los rudimentos de álgebra matemática para una correcta asimilación de las órdenes e instrucciones, en la fábrica, en el ejército y en la sociedad en general, cuyos dictados progresivamente se van haciendo más frecuentemente por escrito.
La dinámica descrita anteriormente en la fábrica, como he comentado, también ocurre en el ejército, al irse haciéndose cada vez más masivos, incorporando progresivamente a toda la población civil masculina y no sólo, o principalmente, a una minoría de soldados profesionales o de fortuna como ocurría en el pasado, y además con cada vez más artefactos mecánicos complejos.
Y es en esta masificación de los ejércitos, que se observa a partir de la Revolución Francesa (verdadera "Revolución Burguesa"), cuando se constituyen los inmensos ejércitos nacionales "de ciudadanos", formados por cientos de miles o millones de soldados, donde todos los hombres adultos deben participar en la "defensa" de la nación. Aquí se observaba un fenómeno inicial similar de falta de formación y sobre todo de disciplina del mismo tipo del que se quejaban los primeros industriales ingleses, que hacía a los soldados "pensar demasiado por sí mismos" y ser, por tanto, poco aptos para las nuevas formas "mecánicas" de combate de los ejércitos de masas que movilizan los nuevos estados industriales.
Así el filósofo Johan Gottlieb Fichte en sus famosos "Discursos a la Nación Alemana" (1807-1808) se lamentaba de la suerte sufrida por los alemanes (incluyendo todos los reinos que en época anterior configuraban el llamado Sacro Imperio Romano Germánico), tras la completa derrota del ejército prusiano en la batalla de Jena en 1806 ante Napoleón, que achacaba a una superior disciplina del ejército francés, y así recomendaba a los líderes del estado:
"La educación debería proveer los instrumentos para destruir la voluntad"
De eso se trata en buena parte en todo este proceso, en una secuencia de actos para "destruir la voluntad", "disciplinar" al animal humano, y conseguir un acoplamiento adecuado del Hombre a La Máquina, ya sea ésta la máquina fabril o la militar, en el progresivo ascenso de La Máquina en las vidas de las personas.
Esos líderes, tanto de Prusia como del resto de Europa, harán caso a esa sugerencia de Fichte y se establecerán las escuelas públicas estatales para los estratos más bajos de la sociedad, con esa misma idea de modelar a los individuos para que sean adecuados a los nuevos requerimientos de disciplina de la industria y el ejército; es así como se va desplegando lo que Foucault llama la Sociedad Disciplinaria, que se va expandiendo a todos los ámbitos, desplazando, poco a poco, la formas antiguas de vida de las Sociedades de Soberanía.
De hecho hay quien afirma que son, en realidad, las necesidades de los ejércitos tras las Guerras Napoleónicas, las que dictan el modelo de educación y de sociedad incluso más que las nuevas industrias mecanizadas, aunque en realidad esta distinción me parece irrelevante, ya que ambas son consecuencia de las necesidades de La Máquina (la Civilización de la Máquina de que habla Lewis Mumford).
Un esquema explicativo válido del funcionamiento de las Sociedades Disciplinarias, que he encontrado por ahí, sería el siguiente:
El esquema anterior indica el paso del individuo por sucesivos "centros de reclusión" como los llama Foucault, cuando éste abandona la familia lo hace para entrar sucesivamente en la escuela ("ya no estás con tu familia", se le dice al niño al entrar por primera vez en clase), en el cuartel militar ("ya no estás en la escuela" se le dice al nuevo recluta al entrar en el barracón), en la fábrica/taller/oficina donde, con matices, impera una similar disciplina de horarios y de jerarquías organizadoras del trabajo en esas instituciones.
En el esquema anterior, tomado de las ideas de Foucault, también aparecen el hospital y la cárcel como instituciones adicionales "de reclusión" que a veces son necesarias para intentar "reparar" al individuo cuando no está suficientemente adaptado al funcionamiento social, por su propia o ajena voluntad, y que son las vías para reconducirlo a su óptima integración y desempeño en el seno de la sociedad.
Quien haya leído otros artículos que he escrito en este blog saben que soy un tanto irreverente con una institución, de la que Foucault, como muchos otros autores críticos del poder, parecen pasar un tanto "de puntillas", porque tiene un halo cuasi "sagrado", y que en nuestra sociedad, y de hecho, está "más allá del discurso", y me refiero, como no, a la Ciencia, porque en este esquema de conformación de la Sociedad Disciplinaria, es la Ciencia la que provee los principales fundamentos de legitimidad y de la definitiva derrota de las Sociedades de Soberanía, que dependían para su legitimidad en la aceptación de verdades Metafísicas que son aplastadas por la dinámica des-legitimadora de la Ciencia, como expone Habermas en su famoso libro "Ciencia y Técnica como Ideología" que ya he mencionado en otros artículos, como este.
Aquí no me refiero a la Ciencia como un mero método, no como un "sistema de búsqueda escéptica de la verdad", sino la Ciencia como institución social que opera como uno de sus pilares fundamentales de las Sociedades Disciplinarias, desde su mismo origen, ya que, en buena parte, "bendice" el proyecto social implícito del control "de arriba a abajo" del saber y provee socialmente los contenidos que conforman aquello que llamamos "Verdad" y que definen, en buena parte, los materiales lícitos para el aprendizaje de los individuos; sosteniendo también un sistema de control disciplinario de esa información con mecanismos, depurados, por ejemplo, de combate de las "herejías" entre sus miembros (listas negras en revistas científicas, cortes de financiación de proyectos de investigación, ostracismo, campañas de desprestigio en medios de comunicación, linchamientos en wikipedia, pérdidas de empleo, etc....); la actual pandemia ha revelado esto más claramente, pudiendo observarse la "respuesta inmunitaria" del estamento científico contra los científicos "disidentes" de la ortodoxia oficial en el ámbito sanitario (como el premio Nobel Luc Montagnier, Robert W. Malone, etc...), pero todo esto no es, para nada, algo nuevo.
Fue Max Planck, iniciador de la Física Cuántica, premio Nobel y uno de los científicos más famosos de la historia, el que dijo la famosa frase: "Una nueva verdad científica no triunfa al convencer a sus oponentes y hacerlos ver la luz, sino porque sus oponentes finalmente mueren y crece una nueva generación que está familiarizada con ella".
En la concepción "naïve" de la Ciencia institucional, incluso tras Hiroshima y Nagasaki, se la sigue concibiendo como algo separado completamente de las dinámicas del Poder, con la que, por lo visto, se asume que no tiene ninguna relación, y de la que sólo puede esperarse frutos positivos, por lo que no necesita, en rigor, control social alguno, sino que, en realidad, es al revés, es la institución "Ciencia", o mejor dicho sus custodios, los que deberían controlar la forma de operar de las sociedades, hurtando, incluso, si es preciso, el control democrático-social, al estar "por encima" y ser "superior" a todo eso; similar al famoso "Gobiernos de los Sabios" (Sofocracia) de la República de Platón (recientemente se les llama también en nuestro país "Gobierno de los Expertos").
Por supuesto no comparto esa visión angélica de la Ciencia como institución, que reconozco que es la generalizada, porque hay que, en primer lugar indagar quién dirige la investigación científica, y con que fines lo hace, es decir, quien define el "sentido" de los campos sobre los que la Ciencia se va a dedicar y dirige, por tanto, los cada vez mayores esfuerzos económicos que normalmente se requieren, la forma en que se conducen, el alcance de la investigación y lo que se quiere probar (o descartar), que sucesivamente requiere cada vez medios técnicos y humanos más sofisticados y costosos que la alejan del prototipo del "sabio solitario de garaje", sino que requiere de la dependencia y el sostén económico de empresas e instituciones muy poderosas que controlan todo el proceso, y puede que no siempre guiadas estrictamente por el "bien común" de la sociedad.
Indudablemente la Ciencia ha aportado inmensos beneficios a la sociedad, pero también riesgos igualmente muy grandes para toda la Humanidad, algunos de los cuales he analizado en un artículo previo, es por eso que creo que sus desarrollos no deben escapar a un debate abierto de todos los ciudadanos (por supuesto sé que esto es muy difícil y cada vez más a medida que aumenta la complejidad y especialización de las investigaciones).
Aunque probablemente vuelva de nuevo sobre el tema de la Ciencia más adelante, este artículo no va sobre su papel en la sociedad, por lo que es el momento de hablar del tipo de sociedad al que nos hemos ido dirigiendo en las últimas décadas.
LAS SOCIEDADES DE CONTROL
"Un mercado se conquista cuando se adquiere su control, no mediante la formación de una
disciplina; se conquista cuando se puede fijar los precios, no cuando se abaratan los costos
de producción; se conquista mediante la transformación de los productos, no mediante la
especialización de la producción. La corrupción se eleva entonces a una nueva potencia.
El departamento de ventas se ha convertido en el centro, en el “alma”, lo que supone una
de las noticias más terribles del mundo. Ahora, el instrumento de control social es el
marketing, y en él se forma la raza descarada de nuestros dueños. El control se ejerce a
corto plazo y mediante una rotación rápida, aunque también de forma continua e
ilimitada, mientras que la disciplina tenía una larga duración, infinita y discontinua.
El hombre ya no está encerrado, sino endeudado."
(Post-Scriptum sobre las Sociedades de Control, Gilles Deleuze, 1990)
La evolución de las Sociedades Disciplinarias, como he comentado antes, es muy desigual y no homogénea, y su efecto en general sobre las personas, aunque fue bastante brutal en sus orígenes (excepto para la clase adinerada, claro), con el tiempo se fue haciendo más positivo para las clases menos favorecidas, sobre todo en lo que llamamos Primer Mundo, donde los incrementos de productividad y la presión de los movimientos obreros consiguió mejorar las condiciones de vida de la población más pobre respecto a cualquier época del pasado, al menos en el aspecto material.
El modelo de Sociedad Disciplinaria alcanzaría su cénit en las primeras décadas del siglo XX en Occidente, y es a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial cuando su modelo entra en decadencia.
De hecho Foucault ya vio claramente esa tendencia, y en su crítica de las Sociedades Disciplinarias deja entrever que notaba que eran instituciones que estaban en decadencia y que pronto serían sustituidas por otro modelo de sociedad, por lo que su crítica en realidad formaba parte ya de una tendencia social generalizada. Llamó a esas futuras sociedades "Sociedades de Seguridad".
A veces, al leer mis escritos, tengo la impresión de que he hecho una descripción simplista de las "causas" que acompañan los cambios sociales; como muchos otros tiendo a achacar a tal o cual factor el conjunto de cambios que hacen que, por ejemplo, una sociedad modifique su forma a operar, pero al final, como ahora, acabo de no estar para nada seguro que esto sea una aproximación correcta, aquella de buscar unas pocas "causas últimas" que expliquen los fenómenos, cuando a lo mejor se trata de buscar, a la manera de Goethe, las trazas del "organismo" que se cambia a sí mismo "morfológicamente" y adquiere su desarrollo, su crecimiento, o su muerte, por los mismos impulsos interiores que lo animan, mirar el mundo más a la manera de Goethe y menos a la de Newton.
Esto quizás requiera de otro artículo en el futuro.
Antes de continuar con el artículo, creo que es conveniente decir también que en los cambios sociales, aunque las dinámicas de los poderosos son muy importantes, lo es más la respuesta general de la sociedad a los cambios propuestos; y es que tiene que haber un cierto nivel de acuerdo, en grupos masivos de la sociedad, con las políticas planteadas para que los cambios acaben triunfando, y hay que tener en cuenta que los líderes de la sociedad no nacen en el vacío, provienen de su seno, por lo que no se pueden achacar los cambios sociales sólo a las maquinaciones de una reducida élite cada vez más hambrienta de poder y riquezas, sino a un acuerdo, al menos de una parte muy importante de la sociedad, con las políticas que se implementan, y que de alguna manera se han beneficiado o han visto que es algo positivo para ellos.
Se pueden poner ejemplos históricos muy dramáticos, como por ejemplo el caso de Hitler. Hay que recordar que ganó unas elecciones, y que el grado de descontento y frustración del pueblo alemán era el combustible que Hitler consiguió hacer prender. No puede entenderse su éxito sólo como fruto de las maquinaciones de unos pocos magnates de la industria y las finanzas alemanas, y aunque éstos alentaron el proceso, no podemos olvidar que desgraciadamente había algo mucho más profundo, terrible y extendido entre una parte nada despreciable en número del pueblo alemán y que explica el entusiasmo con el que una parte importante de la población se entregó, de buen grado, a esa locura. No, no todos simplemente "cumplían órdenes".
Siguiendo con las posibles causas desencadenantes de la crisis de las instituciones de la Sociedad Disciplinaria podríamos considerar que con las nuevas armas nucleares, con las nuevas y sofisticadas armas de precisión (desarrolladas gracias a los avances en la electrónica), pocas décadas después de la IIGM empieza a considerarse absurdo sostener ejércitos de millones de reclutas para guerras que no se van a librar con inmensas masas de hombres asaltando trincheras, y una de las pruebas más evidentes de esto estarían en la 1ª Guerra del Golfo (1990-1991) donde los cientos de miles de soldados iraquíes de infantería nunca tuvieron la menor opción ante la abrumadora potencia aérea y en general tecnológica del ejército de USA, que aplastaron al enemigo sufriendo un número ridículo de bajas y usando relativamente pocos hombres sobre el terreno, en comparación con otros conflictos anteriores.
Este nuevo modelo de hacer la guerra hace entrar en crisis el que tradicionalmente se menciona como uno de los grandes pilares de las Sociedades Disciplinarias: El Cuartel, que constituía, en el pasado, una especie de "rito de paso" de los adolescentes para hacerse adultos, y que entraña un aprendizaje, bastante crudo, del aislamiento del hogar y los seres queridos, de la necesidad del acatamiento total de la disciplina jerárquica y del poder omnipotente del Estado sobre los individuos.
La mayoría de los países desarrollados han ido abandonando el servicio militar obligatorio de todos los hombres jóvenes, y lo han sustituido por ejércitos profesionales, cuyos miembros adquieren una formación mucho mayor en las nuevas tecnologías de combate y sería el equivalente, en cierta forma, a volver a los viejos ejércitos profesionales de las Sociedades de Soberanía, antes incluso de las armas de fuego, donde primaba la habilidad (en armamento, táctica y estratégica) sobre el número.
Otra de las grandes instituciones de las Sociedades Disciplinarias que se está viendo muy afectada por estas dinámicas es la Escuela, entendida en su amplio sentido de la palabra como secuencia de instituciones de formación de las personas.
Uno de los aspectos claros que puede ver cualquiera que tenga hijos son los cambios continuos de enfoque de la educación, intentando adaptarse a los nuevos modelos de conocimientos que la sociedad supuestamente demanda, ya que se ha dado una "pulverización" de las necesidades de formación debido al paso de una sociedad industrial a una de servicios, que hace que la respuesta del sistema educativo a algunos nos parezca un poco "esquizofrénica" con la tendencia a que los alumnos hagan elección de los itinerarios de formación cada vez con menor edad, como apuesta para una esperable superior especialización, que, desde mi punto de vista, no tiene sentido a edades tempranas (yo soy, lo reconozco, bastante "antiguo" en estas cosas). La proliferación de diferentes itinerarios de estudios y carreras especializadas es, para mi, un tanto alucinante, y todo esto "trufado" por los cursos "on-line" que suponen una amenaza cierta al modelo de aprendizaje clásico de la Escuela/Instituto/Universidad presencial; donde, por ejemplo, una eminencia global, un premio Nobel, puede dar clases desde el Instituto Tecnológico de Massachussets a una audiencia de miles o cientos de miles de estudiantes a la vez; ya no sería necesario estar matriculado ni ir a clases en la Universidad de Paris para poder oír los seminarios de Jacques Lacan o acceder al Collège de France para asistir a las lecciones de Michel Foucault.
En el nuevo modelo de sociedad es el individuo, la persona, la directa responsable de su formación, que no termina nunca. Ya no hay una "disciplina" que vigila el aprendizaje o el desempeño día a día, ya no están detrás las viejas instituciones "paternalistas" que velaban por el empleo o la correcta educación de los individuos como en el antiguo estado social-fordista-keynesiano y su "caduco" contrato social, ahora la disciplina ha desaparecido o más bien es auto-impuesta y se administra por medio del automatismo de la Deuda, que actúa como un auténtico regulador automático de la conducta de los individuos, las instituciones y los gobiernos.
En el caso de otra gran institución de las Sociedades Disciplinarias: La Fábrica, el cambio también ha sido dramático, y por razones similares a las de los ejércitos; pues debido a la automatización ya no se requiere un número muy grande de trabajadores empleados en tareas manuales repetitivas, lo que se busca (como en el ejército) es una fuerza de trabajo reducida, muy bien formada, con conocimientos de la tecnología que se usa, y que puedan actuar con bastante independencia de la jerarquía en el entorno de trabajo, para lo cual la formación previa necesaria es mucho mayor, y ésta, además, no termina nunca.
Por otro lado la economía, sobre todo en los países del llamado Primer Mundo (de la OCDE), se ha ido apartando de la base industrial y agrícola, y predomina el sector servicios, por lo que la cantidad de personas trabajando en la industria es ahora una exigua minoría comparado con el pasado, y con tendencia a ir desapareciendo debido al doble efecto de la automatización creciente y la incapacidad de competir con las industrias asentadas en países emergentes producto de la globalización.
Ni que decir tiene que esto tiene un impacto brutal, por ejemplo, para unas organizaciones, como son los sindicatos, que son auténticos "hijos" de las Sociedades Disciplinarias, y donde conseguían su mayor fuerza e impacto en los centros de producción industrial masivos, donde podían enfrentarse cara a cara a los poderosos por medio de la paralización de la actividad; pero esta dinámica tras la pulverización de las actividades de los nuevos centros de trabajo dispersos, hace mucho más difícil una coordinación eficaz, pues, ahora, los roles, puestos, actividades y distribución geográfica, y por tanto los intereses, de los trabajadores son muy dispares y de extraordinariamente difícil o imposible acuerdo.
Además el "patrón" o el "dueño" o el "propietario" no son visibles, la gestión se efectúa por managers que no tienen, la mayoría de las veces, una parte mínimamente significativa en la propiedad de los bienes de producción, es un profesional con formación técnica (aunque esa técnica sea la financiera), que administra en nombre de una extraordinariamente difusa propiedad, lejana siempre cambiante, en el caso de las grandes empresas, pero siempre sujetos a la regulación automática de la deuda y la evolución de los índices financieros.
El "obrero", así como las "clases sociales", como por arte de magia, han desaparecido de la faz de la Tierra, no es que no existan, es que no son "visibles", por lo que lo que ahora llamamos "izquierda" ha derivado sus propuestas de mejora social hacia temas en el ámbito principalmente "cultural", alejándose de los grandes debates económicos de antaño, ya "pasados de moda" o directamente "superados" (o eso dicen...).
En esta etapa de post-keynesianismo o post-fordismo globalizado, se ha desarrollado una nueva clase social la que se ha dado en llamar el
Precariado (usando un neologismo acuñado, según parece, por el economista Guy Standing, que recuerda al término Proletariado), que consiste en una multitud creciente de personas, la mayoría jóvenes pero también muchas de mayor edad, con empleos temporales, muchas veces con horarios reducidos, sujetos a bruscas modificaciones de contratos, rebotando con cierta frecuencia entre empleos precarios y el seguro de desempleo, con dificultades para llegar a fin de mes, y con serias dificultades para planificar mínimamente su vida con idea de tener hijos, etc.... cuya significación sociológica me recuerda, en cierta medida, a la plebe de la Roma antigua (uso esa palabra en sentido histórico, sin que la palabra "plebe" implique aquí, por supuesto, ningún juicio de valor), aquella que fue la base sobre la que surgió el Cesarismo y que bien puede convertirse en su cimiento futuro, como analicé en otro
artículo.
Foucault ya vio esta decadencia de las instituciones de la sociedad disciplinaria en sus últimos años de vida, y estaba ya pensando en la forma que tomaría el poder en la nueva sociedad que se estaba abriendo camino, y aunque no llegó a desarrollar mucho estas ideas, en sus lecciones en el Collège de France llamó a este nuevo tipo de sociedades que se estaban desarrollando como "Sociedades de Seguridad", que luego Deleuze desarrolló posteriormente cambiándoles el nombre por "Sociedades de Control" como he comentado antes, pero quizás el título original de Foucault sea incluso más acertado para el nuevo modelo de sociedad que se estaba gestando que el de Deleuze.
A juzgar por el consumo de medicamentos, la Angustia es la enfermedad contemporánea de nuestra sociedad, los ansiolíticos y los somníferos se consumen como rosquillas, y la hipertensión, producto en buena parte del estrés crónico, es algo generalizado a partir de ciertas edades.
De hecho, hasta hace relativamente poco tiempo se asumía que el incremento de la presión arterial de manera sostenida y generalizada con los años era algo inevitable y propio del Homo Sapiens, nada más lejos de la realidad, como demostraron los estudios realizados con las tribus "salvajes" donde ese fenómeno no se daba, como ya analicé en un artículo pasado.
Como describí en un artículo anterior, considero que lo que Sloterdijk llama "Globos Metafísicos" eran los Sistemas Inmunitarios mentales que, en el pasado, protegían de la "Helada Cósmica", esa intemperie anímica nocturna donde se reúnen y chirrían los inevitables reveses de la vida. Esas "Burbujas Omniabarcantes" al menos daban un sentido (metafísico) a la sucesión de los infortunios por medio de relatos sostenidos por la cercanía de la comunidad que se apretujaba, buscando calor, bajo su cubierta protectora.
Eran los ya caducos "Significados Trascendentales" de Derrida, aquellos que tenía la capacidad de "dar sentido" a las manifestaciones de la Entropía de la Vida, y su tendencia a desordenarnos las cartas, a "arruinarnos la mano" (como dicen los argentinos).
¿No será acaso la pandemia de Angustia que azota nuestra sociedad una manifestación en buena medida de esa Helada Cósmica; de una Intemperie?
¿Y si La Seguridad, ese remedio que se propone para restituir nuestro "sistema inmunitario" y protegernos así de la Helada Cósmica y sus efectos no es más que un paliativo de síntomas que crea, a la larga, una fuerte dependencia que requiere de dosis crecientes?
Es curioso observar cómo a medida que los individuos se alejan de la Vida, de lo que Habermas llama "der Lebenswelt" (el Mundo de la Vida), en pos de lo "Sistémico" (el Mundo de las Abstracciones), el miedo a la vejez y a la muerte crecen exponencialmente, por lo que las demandas de "Seguridad" se multiplican en medio de un mundo que cada vez parece mostrarse más amenazante, más "helado", ante la fundamental soledad de los individuos, inmersos en la "Barbarie de la Reflexión" de que hablaba Giambattista Vico.
Usando la frase del sociólogo argentino Diego Galeano las Sociedades de Control son "Maquinarias de producción de miedos y de dispositivos para enfrentarlos", para conseguir la ansiada y absolutamente prioritaria "Seguridad" de los ciudadanos, como refugio ante la Helada Cósmica.
Es así como se permite, de forma generalizada por los ciudadanos, en los tiempos recientes, actividades de intrusión creciente de diferentes actores públicos y privados, en la vida de las personas y en sus decisiones personales; y es que en la legislación cada vez adquiere más peso los aspectos de "Seguridad", como fundamento a acciones que en el pasado hubiesen sido consideradas ilegales o abusivas en exceso, pero que en la actualidad se toleran sin más resistencias, o incluso se persigue socialmente a quienes se oponen a ellas.
Los peligros y enemigos que hostigan a los ciudadanos en las Sociedades de Control son siempre crecientes y más amenazantes que nunca: la delincuencia (organizada o no), el terrorismo internacional, los rusos (ahora mucho más potentes y peligrosos, según parece, que en los tiempos de la URSS), los extremistas internos, los virus, patógenos de todo pelaje, el cambio climático, etc...
Pero, ¿es posible que las paranoides acciones de "prevención" de esas amenazas estén detrás, en buena parte, del empeoramiento de esas mismas amenazas?.
Se me ocurre el ejemplo de la actual pandemia, donde cada vez se acepta más la idea, en los círculos científicos, de que se trata de un virus quimérico producto de la mano del Hombre, no de una zoonosis natural, y probablemente producto de los intentos, de buena fe, de desarrollo de vacunas u otros métodos de prevención de futuras amenazas pandémicas de coronavirus (nunca he pensado que pueda haberse tratado del desarrollo de un arma biológica ni otras teorías por el estilo, sino de un accidente), como ya ocurrió con el famoso incidente de la gripe H1N1 de 1977, en el que hay ya un casi absoluto acuerdo de la comunidad científica que fue producto de un proyecto de búsqueda de una vacuna que implicó el uso de las peligrosas técnicas GoF ("Gain of Function": Ganancia de Función, es decir de infectividad y/o patogenicidad) de un virus.
Y también es posible, y ojalá no sea así, que, por ejemplo, nos encontremos que buena parte de las acciones que estamos tomando para terminar con la actual pandemia sólo consigan hacer más fuerte al virus, aunque, desde luego, este artículo no trata de eso, por lo que dejaré aquí este tema tan controvertido quizás para otra ocasión. Lo que en USA se llamaría "War on Virus" puede que no vaya del todo bien.
Si nos vamos a los temas de seguridad internacional, las intervenciones "preventivas" contra las amenazas del terrorismo internacional ("War on Terrorism"), como se decía que fue el caso de la invasión de Afganistán en 2001 o Irak en 2003, sólo han consiguieron, una y otra vez, hacer más fuerte al terrorismo jihadista, al igual que la "Operación Humanitaria" de Occidente en Libia sólo ha conseguido el colapso social de ese país, donde centenares de grupos armados de todo tipo, en buena parte fundamentalistas islámicos, controlan el terreno, donde es bien conocido el establecimiento de nuevos mercados de esclavos, en un país que tenía unas tasas de alfabetización, de acceso a la salud, y de nivel de vida en general, muy superior a la gran mayoría de los países de África..
Las llamadas "War on Drugs", la "War on Poverty", la "War on Cancer" usando los términos de la cultura americana, sólo han conseguido que las muertes por opiáceos alcancen record absolutos cada año, que las cárceles americanas tengan la mayor población del mundo (por millón de habitantes), que el número de personas sin seguro médico en ese país suba imparable, que se espera que el cáncer afecte a 1 de cada 2 personas en su vida (cuando antes era 1 de cada 4), que sea el país con la población con peor salud de los desarrollados y que más porcentaje del PIB gasta en el sistema sanitario, etc....
Y esas mismas tendencias están "permeando" hacia el resto de los países desarrollados, como estamos viendo, ellos sólo nos llevan algunas décadas de "adelanto".
La llamada "War on CO2" desde el protocolo de Kyoto sólo parece haber conseguido multiplicar las emisiones de ese gas, o las políticas de "protección" del Medio Ambiente no sólo no han frenado la destrucción ecológica más grande de la Humanidad, sino que ésta se ha ido acelerando, tal y como expuse en otro artículo.
Y así podríamos seguir indefinidamente....
En los informativos, en las tertulias, en los debates, se multiplican las amenazas y los enemigos, y uno de los "campos de batalla" recientes, como no puede ser de otra manera, es la información, en particular aquello que se ha dado en llamar "desinformación", que puede minar, según se nos dice, la "confianza en las instituciones" e incluso la "cohesión social".
Tomemos, por ejemplo, el recientemente aprobado Real Decreto de "Estrategia de Seguridad Nacional", publicado en el BOE el pasado 31 de Diciembre de 2021, y que en su apartado correspondiente a la "lucha contra las campañas de desinformación", aparece el siguiente párrafo:
Cuando leo detenidamente el párrafo (engendro) anterior, como ya tengo unos años y he convivido con personas que conocieron el régimen de Franco y sufrido su censura (como mi padre), los términos en que se justificaba esa censura eran exactamente los mismos; pues la "desinformación" de esa época evidentemente "socavaba la cohesión social" y "minaba la confianza en las instituciones" (como pone literalmente el RD anterior), y pienso que los que hemos entendido al menos los rudimentos de lo que debe ser una sociedad democrática, hemos creído siempre que eso que se llama "cohesión social" o "confianza en las instituciones" no es un fin en sí mismo, si se consigue a costa de que esas instituciones ejerzan la censura y/o la represión; pues es esa misma idea de "preservar la cohesión social y la confianza en las instituciones" (alrededor del líder-gobierno) siempre ha sido la primera justificación del uso de mano dura por parte de todos los regímenes autoritarios contra los disidentes.
El hecho de que lo haya redactado y aprobado "el gobierno más progresista de la democracia española" no me dice absolutamente nada, pues como se dice normalmente "el movimiento se demuestra andando".
Leyendo el citado RD, queda a criterio de los "poderes públicos" definir aquello que es y no es "desinformación" en cada momento, lo cual me recuerda oscuras épocas del pasado.
Ya, ya lo sé, es "por nuestro bien", es "para protegernos", por supuesto no lo dudo, La Seguridad es lo primero.
¿De verdad creen que esta "War on Disinformation" va a funcionar?...Le auguro el mismo que que el resto de "War on...."
En realidad todo esto, por supuesto, no es sólo una tendencia política española ni mucho menos, es una tendencia política y social generalizada en todo el mundo y que goza de un fuerte soporte de la población, pues la actual pandemia sólo ha acelerado un poco esa tendencia firme de las Sociedades de Control a acelerar su dinámica, para mi destructiva.
Todo los sistemas de Identificación Digital de Datos, los códigos QR, las tecnologías de seguimiento, de escucha, de registro, de localización, de "etiquetado" en sus diferentes formatos, han venido para quedarse, merece la pena que reproduzca, de nuevo, el párrafo famoso de Gilles Deleuze de 1990:
"Félix Guattari imaginaba una ciudad en la que cada uno podía salir de su departamento, su calle, su barrio, gracias a su tarjeta electrónica (dividual) que abría tal o cual barrera; pero también la tarjeta podía no ser aceptada tal día, o entre determinadas horas: lo que importa no es la barrera, sino el ordenador que señala la posición de cada uno, lícita o ilícita, y opera una modulación universal”.
(Post-Scriptum sobre las Sociedades de Control, Gilles Deleuze, 1990)
Los "centros de reclusión" de Foucault se abren porque en realidad es el propio "espacio abierto" el que se ha convertido en una nueva forma de "centro de reclusión" gracias al Panopticon omnipresente que imaginó Jeremy Bentham, gracias al cual, por fin, podremos vivir "seguros".
La disciplina antigua ya no se necesita pues los "reguladores automáticos", como la deuda, hacen su función de una forma mucho más eficiente.
Los castigos sin guardianes ni persecuciones, podemos imaginar, que, en un futuro no lejano, se infligirán en micro-segundos, cuando la sanción automática realiza un asiento contable instantáneo digital en la tarjeta de crédito o en la cuenta corriente del infractor, cuya infracción se detecta por máquinas autónomas y la identificación del infractor se realiza por un software de "inteligencia artificial" (IA) para identificación facial o por geolocalización de los dispositivos móviles que todos debemos portar (es muy necesario, por nuestra seguridad, llevarlos siempre encima) y que, en realidad, es nuestra verdadera "identidad" en el ámbito social. La denegación de acceso a recintos, a medios de transporte o a servicios se puede hacer usando este tipo de automatismos con mucha facilidad y ahorro de mano de obra.
Los códigos QR y otras herramientas de "modulación de acceso" servirán para el mismo fin pero de forma mucho más eficiente que en el pasado.
La "modulación de acceso" por los sistemas de identificación digitales, por la misma lógica, hacen innecesarios los antiguos guardianes o policías, ya que es la propia sociedad en su conjunto la que actuará de "guardián" voluntariamente limitando el acceso a los que los nuevos sistemas digitales se lo denieguen.
Esto no es una fantasía, está ocurriendo hoy día, doy fe....Los llamados "Pasaportes Covid" son un primer ensayo y me temo que no, no se trata de algo temporal, hay una gran mayoría de la población que apoya estas medidas, y seguirán apoyándolas en el futuro para prevenirse de las "amenazas" que nos acosan; podrá cambiar la causa, pero seguirán funcionando, ya que puede ser muy "útiles", por ejemplo, para otros tratamientos "de salud" que sean necesarios (se me ocurre para las vacunaciones de gripes u otras plagas infecciosas)
La pronta desaparición del dinero en metálico, que será sustituido por el dinero digital, permitirá el absoluto rastreo de todos los intercambios económicos de los individuos, y como buena parte de las interacciones sociales están monetizadas, es posible tener una idea muy clara de los "perfiles" de cada persona. Esto nos permitirá protegernos de terroristas y defraudadores, claro.
Los datos financieros de las empresas son analizados, cada vez de forma creciente, por programas y algoritmos de análisis de índices e incluso de análisis de información "lingüística" (semántica) de informaciones disponibles en las redes de comunicación (públicas o no), según su posible relevancia financiera, relegando cada vez más a las personas a un segundo plano como verdadero origen de las decisiones.
Por ejemplo los programas y algoritmos de inversión en bolsa en "alta frecuencia" (HFT: High Frequency Trading) y los de IA (Inteligencia Artificial) son otros ejemplos de "reguladores automáticos" que siguen creciendo en ese ámbito financiero, el cual arrastra, en cascada, a otros "reguladores automáticos" sujetos a esas decisiones de inversión en menor escala, afectando, en última instancia con sus operaciones las decisiones de gobiernos, empresas e individuos, con el creciente peso de La Máquina en la modulación de las conductas humanas.
Hay que tener en cuenta que con el crecimiento de las interacciones abstractas entre los individuos, con la ausencia de verdaderas comunidades, esas interacciones, digo, se hacen cada vez en mayor medida mediadas por el dinero, es por eso que son sistemas de control muy efectivo sobre las personas los que actúan sobre la disponibilidad de los recursos económicos de los individuos aislados.
Por tanto en todos los aspectos, para el manejo de estos ingentes flujos de información se necesita el auxilio de la IA (Inteligencia Artificial) para tratar esos Big Data, de esta forma el crecimiento del Control del Hombre Por La Máquina sigue su tendencia de forma acelerada, en este acoplamiento siempre creciente Hombre-Máquina.
La fantasía última del cénit del Acoplamiento Hombre-Máquina lo tenemos en el Transhumanismo, que y analicé en otro artículo previo, y es una de las crecientes tendencias tecno-utópicas contemporáneas, donde, gracias a las máquinas (mecatrónicas y/o biológicas) conseguiremos "mejorar sustancialmente" al Ser Humano.
De hecho la palabra Transhumanismo fue descrita por primera vez por Julian Huxley, en 1957 en su libro "New Bottles for New Wine" página 13-17, este par de párrafos puede servir de ejemplo:
"La especie humana puede, si lo desea, trascender a sí misma, no solo esporádicamente, una individualidad aquí de una manera, una individuo allí de otra manera, sino en su totalidad, como Humanidad. Recibimos un nombre para esta nueva creencia. Quizá el Transhumanismo sirva: el hombre sigue siendo hombre, pero se trasciende a sí mismo, al darse cuenta de nuevas posibilidades de y para la naturaleza humana."
...........
"Creo en el Transhumanismo: una vez que haya suficientes personas que realmente puedan decir eso, la especie humana estará en el umbral de un nuevo tipo de existencia, tan diferente de la nuestra como la nuestra es la del hombre de Pekín. Por fin cumplirá conscientemente su verdadero destino"
Lo que ocurre es que la familia Huxley, defensora a ultranza de la Eugenesia, tenía entre sus miembros a un "hereje", a un "traidor a la Ciencia y al Futuro" como llamó H.G. Wells a Aldous Huxley, cuando éste autor publicó su famosa obra "Un Mundo Feliz" ("A Brave New World") en 1932, donde precisamente criticaba todo ese proyecto utópico eugenista de "mejora" de la sociedad a través de la "mejora" del ser humano., y así decía decía Aldous Huxley:
En realidad Aldous Huxley "clava", con la frase anterior, la tendencia de las Sociedades de Control, y aunque en su texto esa "modulación" de las personas se hace desde la misma conformación biológica del organismo, en realidad no hace falta que sea así, ésta se puede conseguir, en buena parte, por medio de la dosificación del miedo y del control de la información ayudado por los "reguladores automáticos de la conducta" como son la necesidad de pertenencia al grupo (aunque sea abstracto) y el endeudamiento generalizado.
En realidad creo que a H.G. Wells lo que le molestó del libro de Aldous Huxley es su hiriente verosimilitud, el riesgo cierto que el proyecto utópico eugenésico se torciera al servir de herramienta al poder para "conformar" a su antojo a los seres humanos.
Puede decirse que Orwell en 1984 ideó una distopía basada en las dinámicas de las Sociedades Disciplinarias que ya empezaban a estar, cuando redactó su libro, en decadencia; mientras que Aldous Huxley se adelanta a la tendencia social e intuye el despliegue futuro de los "reguladores automáticos de la conducta" (en su caso biológicos), propio de las nacientes Sociedades de Control, y sin la crudeza de la represión manifiesta tan característica de las Sociedades Disciplinarias; las nuevas técnicas serían mucho más eficientes.
Huxley, en 1949, escribió una carta a Orwell tras su lectura de la obra de éste último 1984, y aunque al principio de la carta se deshace en elogios a la obra de Orwell, al final no puede evitar dar su opinión sobre las tendencias futuras del ejercicio del Poder en la sociedad, y así le dice:
Dentro de la próxima generación creo que los gobernantes del mundo descubrirán que el condicionamiento infantil y la narco-hipnosis son más eficientes, como instrumentos de gobierno, que los palos y las prisiones; y que el ansia de poder puede satisfacerse tanto sugiriendo a la gente que ame su propia servidumbre, como azotándola y pateándola hasta la obediencia. En otras palabras, siento que la pesadilla de 1984 está destinada a modularse en la pesadilla de un mundo más parecido al que imaginé en Un mundo feliz. El cambio se producirá como resultado de una necesidad sentida de mayor eficiencia.
Lo que creo que tanto Orwell como Huxley no ponen de manifiesto es la larga cadena de modificaciones que sobre el cuerpo y el alma de los seres humanos ha ejecutado La Máquina, donde estas tendencias de cambio en la forma del ejercicio del poder son "empujadas" por los desarrollos tecnológicos y su inevitable tendencia a acercar al Hombre hacia La Máquina, a acoplarlo cada vez más íntimamente, como en las pinturas de H. R. Giger y su explícito erotismo Bio-Mecánico:
En las alegorías de los pintores y los poetas reside el simbolismo oculto, casi siempre inconsciente, de lo que ocurre en el ámbito social, como ocurre a veces en los sueños. Ellos se adelantan en el tiempo y pueden aspirar "el Espíritu del Tiempo" (Zeitgeist) mejor que nadie.
Las interacciones entre individuos se hace cada vez más mediadas por máquinas; móviles, ordenadores, tablets, video-consolas, etc...sustituyen con frecuencia a la interacción personal, los niños a veces, en vez de jugar juntos en la calle, se dispersan y van cada uno a su "cubículo" para jugar entre ellos con las video-consolas; las calles de mi pueblo están siempre casi vacías de niños, no porque no existan, sino porque salen mucho menos a jugar en la calle comparado con el tiempo que estábamos nosotros de pequeños.
En un número creciente de personas las interacciones con sus semejantes se hacen mayoritariamente con otras personas en lugares remotos y a las que nunca se ha visto en persona, donde se habla o comenta temas que se han leído, visto y oído en redes sociales o en webs, mediados por los sistemas digitales y por algoritmos que sugieren temáticas según los presuntos gustos del que mira la pantalla.
Podíamos describir al Homo Sapiens actual como "aquel mamífero que pasa la mayor parte de su tiempo mirando pantallas digitales" y no erraríamos mucho con esa descripción, al menos con una parte de la especie en los países desarrollados; pero gracias a nuestros solidarios proyectos de "alfabetización digital global" pronto los países más "atrasados" seguirán la misma tendencia, para mayor gloria de los magnates digitales de California.
Con la apertura de la Gran Frontera de la Ingeniería Genética y su combinación con los desarrollos en nano-tecnología y las tecnologías digitales, abren un campo inmenso para las aplicaciones terapéuticas, e incluso la prevención (con cierto tufo eugenésico) de ciertas enfermedades por medio de las modificaciones de las estructuras genéticas de los individuos o de una parte de su organismo.
La Máquina pasa a estar dentro de nosotros, inextricablemente asociada a nuestra biología, "hackeando" nuestro metabolismo con fines, claro, como no, terapéuticos.
En general la dinámica del control por medio de los señuelos del consumo, el entretenimiento y el control de la información que realizan las burocracias dominantes, son los clásicos de las etapas decadentes de las civilizaciones, con sus inmensos sistemas burocráticos hiper-controladores, que acompañan a un tiempo de creciente endeudamiento, destrucción del medio-ambiente natural y descontento social; sólo que nuestra civilización Fáustica (Spengler) lleva más lejos que ninguna otra esta dinámica, y ha entronizado, como ninguna otra, a La Máquina en este su correspondiente ciclo civilizatorio; pero como todas las del pasado, la propia dinámica de crecimiento de los controladores abstractos, que en el pasado era el oficio de las grandes burocracias, es ahora, en buena parte, oficio de La Máquina, y como en el pasado, a toda acción se le opone una reacción, fruto del creciente descontento (una de las crisis anidadas que siempre acompañan a la decadencia de las civilizaciones) y es en esta reacción inevitable la que acabará arruinando el proyecto de control total, como siempre ha ocurrido, como siempre ocurrirá.
Para mí, en nuestro actual ciclo civilizatorio, como ya expuse al final de un artículo pasado, estaríamos acercándonos a las fases de "debacle oligárquica" que abre camino al "Cesarismo", estaríamos llegando al "Tiempo Correspondiente" previo a la llegada de un Neo-Estoicismo, es decir, al equivalente a los tiempos previos a los emperadores estoicos o a la conversión de Ashoka al budismo en la Civilización India, donde el "llamado a la virtud" en medio de las crisis anidadas lleva a la adopción de las diferentes formas del ideal que podríamos llamar "estoico" en su forma budista, confuciana o literalmente estoica (greco-romana), que bien podría ser "socialista" en la actualidad (como pensaba Spengler), transformado para hacer especial incidencia en los aspectos morales relacionados con la Virtud y la frugalidad, como forma de atenuar las inevitables crisis que sufren las civilizaciones en estas fases.
Este período Neo-estoico de la civilización es el equivalente a la madurez tardía de las personas, donde ante las heridas del tiempo, el cuerpo atempera sus demandas y deseos, y el "tiempo correspondiente" es el de asumir con entereza los reveses de la vida y del propio cuerpo que empieza a mostrar los síntomas inequívocos de su vulnerabilidad, debilidad y finitud, y donde la mirada y la atención se vuelve hacia los seres queridos más jóvenes, es el "estoicismo" de la edad, que, por supuesto, no puede revertir la inevitable evolución del tiempo.
En el "tiempo correspondiente" aún posterior al de los párrafos anteriores lo que "toca", en las civilizaciones, es lo que Spengler llamaba "la Segunda Religiosidad" de las épocas tardías de la decadencia de las civilizaciones, que en el símil humano es la "preparación para la muerte" de las edades avanzadas, donde era tradicional en el pasado el "cuidado del alma" como prioridad, con la vuelta a los ideales trascendentes, a las desechadas y denostadas metafísicas, al misticismo o la tradición; que no puede frenar el paso del tiempo, nada lo hace, pero el ser vivo pensante encuentra la forma de dar sentido a este "tiempo correspondiente" de su vida.
Siento, profundamente, que hay una "sabiduría" en la forma morfológica de mirar el Mundo cuyo ideal, para mí, es Goethe, porque cuando hablamos de "eso que hay ahí afuera", en realidad, he llegado a la conclusión, de que hablamos de un "Organismo", incluso así hay que mirar a La Máquina y su evolución, en su espiral ascendente en cada ciclo civilizatorio, con sus inevitables caídas y sus renaceres a nuestro lado, es como si fuese una parte de nosotros mismos, otro órgano, que nos acompaña en su viaje, con quizás un "sentido" que no puedo ver.
En cualquier caso este que escribe es quizás, uno más, otro de los "profetas" del "tiempo correspondiente" que avisa de su inevitable caída en el ciclo que le ha tocado vivir.
"una institución, de la que Foucault, como muchos otros autores críticos del poder, parecen pasar un tanto "de puntillas", porque tiene un halo cuasi "sagrado", y que en nuestra sociedad, y de hecho, está "más allá del discurso", y me refiero, como no, a la Ciencia,"
ResponderEliminarTípica ceguera selectiva del progre progresista aparentemente radical, que sigue creyendo en el santo progreso y por ende en la ciencia.
Los linchamientos en wikipedia son una de las lacras de esa "enciclopedia". Para una crítica global a WOKEpedia como artefacto pseudoizquierdista he encontrado esto que me ha parecido interesante:
ResponderEliminarhttps://revista.reflexionesmarginales.com/forget-wikipedia-por-que-wikipedia-nunca-sera-una-enciclopedia-seria/
"Los llamados "Pasaportes Covid" son un primer ensayo y me temo que no, no se trata de algo temporal, hay una gran mayoría de la población que apoya estas medidas, y seguirán apoyándolas en el futuro para prevenirse de las "amenazas" que nos acosan"
ResponderEliminarNo todo es aplaudir con las orejas, aún hay pataleos de los ahorcados como las actuales protestas de los camioneros en Canadá contra el totalitarismo de los pasaportes COVID...quizás un poco tarde ya.