EL RECUERDO


¡Qué curioso resulta recorrer, con la memoria, el pasado!
De un vistazo, gran parte resulta como extraviado, algo un tanto absurdo, como hecho por un extraño Demiurgo que jugase con nosotros y nuestro destino

Pero al recordar, a pasos cortos, la propia vida, uno siente la cadencia de lo necesario, uno presiente, como los griegos, el murmullo del telar de las Moiras construyendo la filigrana extraña e inevitable del tejido de nuestras vidas
El hilo de oro del amor, el gris de la pena, el ámbar de la melancolía, el negro del dolor sin salida, el plateado de la alegría, el azul del encanto, el verde entusiasmo, el rosa de los ensueños...

Cuanta razón la de mi padre cuando gritaba en un escrito: "¡yo soy yo, sin circunstancias!...", por que uno anda su destino, pero siempre se enfrenta a las mismas visiones, a los mismos miedos, uno reconoce las mismas voces interiores que nos hablan de noche, y los similares sueños dan paso a las idénticas pesadillas, que se van repitiendo así en el curso de los años, desde la infancia

Por que en la oscuridad de la noche, en el diálogo interior, tras la fase primera de la construcción de las coartadas, de ensayar las frases y los argumentos para la comedia ante los otros, uno se enfrenta a lo que uno de verdad es, al interminable rosario de porqués, ya sin la defensa de la máscara

Y uno recibe de pronto el regalo envenenado de la melancolía, extraña creación del ánimo que reúne al unísono el encanto y la pena. La procesión de los benditos fantasmas susurrando palabras antiguas, que hieren con su caricia; y al entreverlos viene el amago de la sonrisa, que pronto se torna en lamento

Curioso ser el hombre, con su mente cargada de artefactos imaginarios sin sentido, ¿era necesario este afán de fantasía, este constante vivir en el ensueño, era esto necesario para perpetuar la especie? Supongo que sí, el mayor invento de la Vida, de la propia Naturaleza, aquello que aceleró, como nada, su evolución, fue el Dolor, que en el fondo, todo lo construye

Y la vida, implacable, sigue su curso, y cuando en el amanecer, nos lavamos la cara ante el espejo, en la boca aún perdura el regusto amargo de lo perdido, resaca inevitable del recuerdo....

1 comentario:

  1. Leo ahora un ensayo de María Zambrano, la filósofa de la "razón poética", titulado "Hacia un saber sobre el alma", en él dice que el hombre se ha empeñado en explicar la nostalgia de los poetas como una nostalgia de la infancia (Freud), ella piensa que no y dice (pg.47): "Pero los poetas más lúcidos, como Rimbaud no parecen, a pesar de todo,haberse engañado nunca; saben que su nostalgia es de un tiempo anterior a todo tiempo vivido..." Tu texto rezuma melancolía pero ¿de qué tiempo? ¿del tiempo vivido o de la encarnación en ti de otras vivencias? ¡Ah, cómo habla, a través de tus palabras, de tus pensamientos de hoy aquel que a los dos nos dio la vida! ¡¡Precioso, tu texto!!

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